Este año se consolida como el de la transformación digital, impacto que sin duda cala en el segmento de la salud, generando esperanzas para sus protagonistas, y también provocando desazón por aspectos poco regulados como la posible uberización del sistema, los neoluditas que desconocen los avances TI, y la falta de validación médica a las nuevas tecnologías.
Aun así, varios pasos se gestan provocando un nuevo panorama en el campo médico mundial que obvio impactan a Colombia; es por esto que expongo las predicciones que, en mi criterio, incidirán en la forma en que se relacionan los médicos y pacientes y todos los actores del sistema médico nacional.
Luditas de la Salud: Mientras que en Colombia existe un déficit de 30.000 médicos especialistas, países como Inglaterra patentan soluciones como Babylon Health: herramientas que proporciona consultas médicas remotas a través de mensajes de texto y videos, convirtiéndose en un soporte ante la ausencia de profesionales de la salud. Ante la falta de especialistas, solo la tecnología parece una solución.
Adopción de ecosistemas digitales en el sistema de sanidad pública: América del Sur muestra una tendencia general hacia una creciente adopción de las TICs en el sector salud, con países como Colombia a la vanguardia, que muestran un grado de avance significativo hacia experiencias exitosas, como lo es el proyecto “Salud Conectada”. El Gobierno viene trabajando desde hace varios años en el Registro Único de Afiliación, que vincula información actualizada a través de mecanismos virtuales, eliminado la multiafiliación, y la evasión en los pagos.
Uberización de la salud: Uber surge como una alternativa casi monopolística basada en la tecnología a un déficit de oferta de taxis en San Francisco y otras ciudades americanas. Uberización ha pasado de ser un concepto positivo, de alternativa innovadora, al más negativo posible para un sector. En este sentido, el déficit de oferta de médicos en el ámbito rural y de especialistas en determinados campos puede propiciar un nuevo entorno para los grandes proveedores de telemedicina a fin de provocar cambios gigantescos en la oferta, disminuyendo la demora en la adjudicación de citas, la tramitomanía, las esperas para autorizaciones de tratamiento, los gastos extras por la asignación de médicos y la tercerización de servicios.
Mayor inversión en menos proyectos: Un estudio publicado en la Revista Panamericana de la Salud Pública, en Latinoamérica señaló que solo Uruguay, Costa Rica y Cuba son los países que cumplen el acuerdo regional suscrito en 2014, de invertir más del 6% del PIB en salud. Colombia y Ecuador están cerca de lograr la meta con gastos del 5,4% y 4,5%, respectivamente, pero si esto depende de su crecimiento económico sólo llegarán a la meta en 2024 y 2026. Por eso se requiere una mayor inversión en la implementación de la salud digital.
Existen en nuestro país diferentes entidades prestadoras de salud que ofrecen orientación virtual a los pacientes, pero esto no sucede a nivel rural donde el acceso a Internet es limitado. Por eso, se espera que un futuro digitalizado sea el camino para que el empoderamiento de los pacientes empiece por un correcto acceso a la información de salud de la mano de profesionales con conocimiento validado.