Que la fractura que tenemos como sociedad es bastante profunda es conocido por todos, pero jamás íbamos a imaginar que un tema tan delicado y estratégico de cara al futuro de nuestro país y la economía, como lo es la vacunación, iba a sacar lo peor de aquellos que, por medio de falsedades pretenden indignar a un sector de la población e incendiar el país, todo con un claro interés electoral. A través de reglas de tres mal aplicadas, mentiras frente a las bondades de las diferentes vacunas, segmentar a las personas entre pobres y ricos, dependiente de la marca de vacuna recibida, e incluso incendiar ciudades al punto que manifestantes impidan jornadas de vacunación, han saboteado el proyecto de inmunización más ambicioso e importante de nuestra historia.
Lo cierto es que independientemente de los augurios de la oposición, la vacunación va a un ritmo que permite que desde el Ministerio de Salud se vaticine inmunidad de rebaño para septiembre de este año; contra todo pronóstico, a pesar de que el virus encontró en las marchas y protestas un acelerador de la transmisión, y que aun la mortalidad permanece alta, pareciera que estamos acercándonos al final del túnel. A la fecha han arribado 22,7 millones de dosis y han recibido al menos la primera dosis 17,5 millones de compatriotas, y según el anuncio del Ministro esta semana, estamos a cerca de dos meses para que al menos 70% de los colombianos estemos vacunados con al menos una dosis, o en su defecto, que hayamos recibido la vacuna monodosis que recientemente empezó a aplicarse en nuestro país.
El discurso incendiario de los mismos de siempre no ha parado a pesar de lo alentador de estas cifras; por el contrario, quizás por miedo de quedarse sin fondo y sin qué criticarle a este Gobierno en esta materia, han acudido a una campaña de desprestigio contra las farmacéuticas y la calidad de las vacunas, especialmente contra Sinovac, la cual han llegado a llamar “la vacuna de los pobres”, pretendiendo hacerla ver como si no tuviera la protección que indican sus estudios; paso seguido, pretenden promover la vacuna Soberana II con la que hace propaganda el régimen cubano, la cual ni siquiera cuenta con aprobación en Colombia para ser aplicada; probablemente ni quien promueve la vacuna cubana, ni quien critica los biológicos de Sinovac o de Janssen se han ido a vacunar a esa dictadura, pero si inundan las redes sociales con imprecisiones y mentiras. ¿Hasta dónde es libertad de expresión el destruir la confianza por la mayor apuesta científica en materia de salud de nuestros tiempos?
Lo cierto es que no todos es malo; al igual que en el mundo, la llegada del sector privado al panorama de la vacunación permitirá acelerar la inmunización, gran apuesta que tendrá efecto inmediato en la reactivación económica. Del mismo modo, la inversión que han anunciado privados para investigar y desarrollar vacunas en Colombia y América Latina, como lo es el caso de VaxThera, permitirá que, con independencia, sin trabas burocráticas, y con solvencia científica, se reactive un sector que de no ser por la pandemia continuaría olvidado en nuestro país. Esa debe ser la apuesta: acompañar al Gobierno en el plan de inmunización y promover la inserción de privados que dinamicen el sector de I&D en esta materia, el resto es “cháchara electorera”.