Wimbledon, el Tour de Francia o la Liga Diamante son muchos de los triunfos que nuestros deportistas han venido cosechando en los últimos días, pero esto no es algo que surgió de la noche a la mañana. Katherine, Mariana, Nairo, Cabal, Farah, James y Egan llevan años enseñándonos a los colombianos una verdadera lección de tenacidad, perseverancia y esfuerzo.
Nuestros deportistas son blanco de constantes críticas, ataques y palabras desmoralizantes cada vez que por una u otra razón tropiezan en su camino a la gloria. Sin embargo, ellos siempre están listos para levantarse y unir a todos nuestros compatriotas a cantar el himno. Ellos comparten sus triunfos, con generosidad, alegría y sin rencores.
Esta tenacidad, esta perseverancia y este esfuerzo debe ser aprendida por todos los colombianos. Es una lección de liderazgo a todo nivel para que aprendamos a creer en los procesos, trabajar día a día por nuestros objetivos y no abandonar nuestras metas ante las frustraciones del camino.
Pero la lección no debe ser tomada únicamente por los colombianos de a pie sino también por quienes hacemos parte de la vida pública.
Los líderes de lo público son atacados todos los días, reciben improperios e incluso a sus familias les encajan golpe tras golpe por la exposición que tienen ante los medios. Pese a ello, quienes tenemos la responsabilidad mayor de representar a la ciudadanía, tenemos un objetivo ante el cual no podemos desfallecer y es el de mejorar la calidad de vida de nuestros compatriotas.
Los sacrificios siempre son necesarios, para llegar a la cima, los deportistas deben someterse a largas jornadas de entrenamiento, dietas especiales, abstención de placeres, entre otros muchos sacrificios. En el ejercicio de lo público los funcionarios también debemos tener la capacidad de sacrificio para alcanzar un bien mayor, una profesión desacreditada, lejos de nuestras familias, sometidos a constantes insultos, sin embargo, quienes queremos trabajar por nuestro país, debemos estar en capacidad de sacrificar lo personal, por el amor al país.
Esa perseverancia de los saltos de Katherine, el esfuerzo de las piernas de Nairo o la tenacidad de los golpes de nuestros boxeadores, es lo que debemos ver todos los días por parte de los servidores públicos en materia de compromiso y consagración a una vocación de servicio a los demás.
El objetivo de mejorar las condiciones de vida de los colombianos, de crear nuevas oportunidades de empleo, garantizar competitividad para las empresas, recuperar los valores y eliminar la corrupción es algo que necesita tiempo, trabajo, dedicación y mucha constancia. Sin importar los golpes que recibamos en el camino, debemos seguir avanzando para poder concretar acuerdos sobre lo fundamental que nos unan en la construcción de un mejor país.
Parémosles bolas a las enseñanzas en materia de liderazgo que nos dan nuestros deportistas y apliquémosla en nuestras vidas para hacer grande a Colombia.