El Gobierno del presidente Duque ha iniciado la discusión de cara al país, frente a los principales cambios que requiere el Estado para dar un tránsito adecuado y sostenible en temas laborales y de seguridad social. Debe resaltarse el papel que ha jugado la saliente ministra de Trabajo, Alicia Arango, en su intención de explicarles a los colombianos la importancia de las reformas a presentarse. Es necesario tender puentes entre los diferentes sectores para determinar el futuro de nuestro sistema pensional y laboral en Colombia.
Por un lado, la reforma al sistema pensional debe ir acompañada de una visión técnica, para que se ajuste a la realidad económica que debe primar en cualquier sistema pensional a fin de garantizar la sostenibilidad del mismo. En Colombia, los que alcanzan a pensionarse no superan 40% de los que efectivamente han cotizado. Esto debe corregirse. El modelo colombiano donde confluyen dos regímenes (Rais y Prima Media) no es equivocado. El problema ha sido ponerlos a competir en desigualdad de condiciones. Si bien es cierto que en uno y otro existen modelos financieros diferentes, lo cierto es que parte del problema ha radicado en la laxa legislación que permite los cambios de un régimen a otro.
Colpensiones no debe continuar otorgando subsidios altamente regresivos a las pensiones más altas y debe enfocarse en brindarle una mayor garantía a los pensionados de menores ingresos para que en su vejez no cuenten con una brecha pensional tan pronunciada. Además, prohibir el traspaso de régimen cuando falten al menos veinte años podría ser una alternativa a estudiar, para así evitar recargar al régimen de PM. Debe profundizarse el sistema financiero colombiano y así promover un régimen de inversión mayor para los fondos privados.
Discusiones frente a la edad deben quedar por fuera de la mesa, pero no puede dejarse de lado la discusión de flexibilizar el sistema de cotizaciones para aumentar la formalización.
En el marco de la reforma laboral, más que hablar de una flexibilización, sugerimos, desde la perspectiva de economía fraterna que hemos venido promoviendo, propender por una noción de reforma laboral amparada en la noción de flex-seguridad. Debe conciliarse la demanda de mano de obra flexible que requiere el mercado, al tiempo que se busque garantizarle a los trabajadores mejores condiciones laborales, formación adecuada y pertinente, siempre buscando la mejor remuneración posible; generar relaciones redituables y de confianza entre la fuerza productiva y el empresariado debe ser una meta de la reforma.
Por ultimo, quisiera hacer un llamado a los distintos sectores políticos a fin de que la discusión se dé con el legítimo interés de beneficiar a los colombianos; la única forma de garantizarles un bienaventurado futuro es que este debate se dé sin verdades a medias, con discusiones con sustento técnico, y con la responsabilidad debida para socializar, enseñar y hacer público el verdadero alcance de las reformas.