En el sur de Italia, más específicamente en Altavilla, al sur de Salerno, en la región de Campagna; se recogen durante el final de agosto y el principio de septiembre, los tomates que se cocinarán y sellarán en latas que ocuparán los estantes de supermercados y luego de los sartenes de las abuelas, mamás, cocineros y chefs alrededor del mundo, desde Japón hasta Suramérica.
La base de la cocina italiana, desde pizzas hasta pasta bolognesa y berenjena a la parmesana, es el tomate italiano en conserva, que viene de una zona particular de Italia cuyo cultivo se realiza en junio y se cosecha al final del verano. Este último año hubo una gran cantidad de lluvia que hizo que la recolección se fuera hasta mediados de septiembre.
Claramente no son los únicos tomates que se empacan en el mundo y existen también muchas variedades que se distribuyen, pero ¿cuál es la razón por la cual los tomates de esta zona particular son los más deseados por los conocedores del mundo?, ¿por qué, cuando existe la misma variedad en lugares como California, Norte de África e incluso China? Son varias las razones, el terreno en el cual se cultivan, el sol que brilla por tantos días seguidos en esta parte del mundo, la baja volatilidad en la temperatura del día y de la noche y la tradición de quienes se encuentran detrás de la recolecta y proceso de estos preciosos frutos de la tierra, son los principales motivos.
Tuve la oportunidad de visitar uno de estas fábricas en días pasados y confirmar que aún existe una tradición muy viva en la herencia de las abuelas, y se puede palpar la pasión de los miembros de la familia por recetas tan sencillas como la receta del sugo di pomodoro, los llena de orgullo; la manera en la cual cada uno cuenta sus secretos y memorias sobre un alimento que consumen varias veces a la semana. Y es que las cosas no cambian allí, no se siente la necesidad. La mozzarella di buffala sigue siendo grasa y sustanciosa, el aceite de oliva picante y lleno de sabor, y la pasta … ahh la pasta!
En un mundo en el cual todos quieren reinterpretar las tradiciones e inventar sus propios métodos y productos, es refrescante visitar un lugar como Altavilla, en el cual las tradiciones, se mantienen, respetan y llenan de orgullo a la familia y a la región.