De sofismas perversos a ajustes virtuosos III
Las dos primeras partes de este artículo resaltaban la debilidad productiva durante más de medio siglo en Latinoamérica y Colombia, para insertarse en el comercio exterior de valor agregado; el bajo apoyo a la manufactura sofisticada y servicios del conocimiento, por el sesgo hacia la desaprovechada agricultura que tampoco ha despegado, actividad en sí misma de baja productividad; pero también la falta de visión estratégica en nuestros países para estimular sectores críticos en el balance fiscal y soberanía tecnológica, al solo pensar en favorecer la básica oferta actual subnacional y local, pero no incorporar claves y mejores capacidades para “poder hacer” los bienes y servicios que demandará el futuro.
Al respecto destacaba el documento elaborado en julio de 2023 por la Cepal, “Investment and cooperation opportunities for Latin America and the Caribbean and the European Union”, que identifica 14 áreas que pueden darle tracción al crecimiento donde la Unión Europea puede colaborar con conocimiento de causa, en orden: 1. Reestructuración geográfica de la producción, 2. Transición energética con energía renovable, hidrógeno verde y litio, 3. Movilidad eléctrica, 4. Economía circular, 5. Bioeconomía con agricultura sostenible, recursos genéticos y bio-industrialización, 6. Productos farmacéuticos e industrias de las ciencias de la vida, 7. Industria de dispositivos médicos, 8. Exportación de productos modernos o servicios mediados por las TIC, 9. Fabricación avanzada, 10. Equidad de género, 11. Gestión sostenible del agua, 12. Turismo sostenible, 13. Gobernanza digital, y 14. Seguridad alimentaria.
Tenemos entonces un amplio y novedoso universo productivo por aprovechar para desarrollar las competencias de la economía y sociedad del conocimiento, pero sobre todo las capacidades del “poder hacer” con los líderes mundiales en el tema, para así entrar en la espiral virtuosa del crecimiento sostenible y equitativo demandado por nuestras sociedades, sin embargo subsiste aún en la región el enemigo oculto tras el sofisma maligno que los estímulos fiscales son dañinos porque bajo una mirada reduccionista, socavan el erario público.
Se desconoce el efecto de los incentivos al movilizar la inversión virtuosa, como esta greenfield requerida por nuestra región y país que vendrá, sí y solo sí, se diseñan, instrumentan y ejecutan los mecanismos, programas y ecosistemas, que atraigan a nuestra geografía a los jugadores de clase mundial que dominan y ejercen control exitoso sobre las fronteras de saber y poder hacer, en consideración de las externalidades positivas que generan en muchos frentes económicos y sociales, en un contexto donde la competencia internacional desborda lo insospechado al proveer bienes públicos y fomentar la mano de obra calificada, algo sobre lo cual tenemos todo por hacer.
La experiencia reciente de los países líderes globales en el tema por demás pares nuestros como Malasia, Vietnam y Polonia, pero también la crucial circunstancia, exige que esas prácticas sean consideradas con el debido rigor y reflexión, de ahí llamo a la Cepal, la CAF y el BID, a pronunciarse como debe ser al respecto.