Gracias a una investigación publicada el 4 de agosto de 2020 titulada “Polarization, Antipathy and Political Activism”, realizada por Jiabin Wu (University of Oregon) y Hanzhe Zhang (Michigan State University), comprendí que lo que sucede por acá pasa también por allá, vale decir en el poderoso Estados Unidos de América, pues después de aplicar un modelo de teoría de juegos evolutiva para explicar esta relación como consecuencia de la evolución de las ideologías y las actitudes de los individuos hacia otras ideologías, muestran que éste proceso da como resultado un círculo vicioso en el que los individuos se polarizan cada vez más en el espectro ideológico y la sociedad termina con dos grupos políticamente comprometidos que no comparten bases comunes, pero sí un fuerte odio entre ellos.
Este trabajo basado en un modelo dinámico de formación ideológica muestra cómo la antipatía de las personas con aquellos con quienes difieren ideológicamente conduce a la polarización, incluso en ausencia de cambios sociales como el flujo de inmigración y refugiados, el aumento de la desigualdad de ingresos y la creciente segregación por motivos de raza y clases socioeconómicas. Y aunque la sociedad estadounidense actual no ha alcanzado la polarización extrema predicha por el modelo que desarrollaron, la evidencia empírica sugiere que está en camino de hacerlo. Si bien muchos culpan a los medios tradicionales, las redes sociales, los políticos, la propaganda partidista o incluso las influencias extranjeras de la situación actual en los Estados Unidos, sugieren que la naturaleza humana por sí sola es suficiente para separarnos.
Así en nuestro país todo indica que ésta dinámica cobró vitalidad, en especial después de los polémicos acuerdos para supuestamente alcanzar la paz realizados en La Habana con los insurgentes de las Farc, lo cual matizado con el activismo político de la justicia en todas sus instancias, en especial en la Jurisdicción Especial para la Paz, la Corte Suprema de Justicia y la Corte Constitucional; tiende a empeorar la polarización y antipatía entre los mal llamados grupos de izquierda y derecha, en tanto el comunismo debió haber quedado en la historia después de la caída de la Urss y el resurgimiento capitalista de la China, mientras el fascismo y nacionalismo de antaño de Hitler y Mussolini está mandado a recoger, pese a figuras como Trump y el mismo Putin que los quieren volver a imponer para desgracia de la humanidad.
Bien lo dice el refrán “no se puede tapar el sol con las manos” advertido en las meditaciones metafísicas cartesianas al explicar que hay dos formas de llegar al conocimiento poniendo como ejemplo al sol, el primero es que el sol visto desde acá es pequeño y amarillo, mientras el segundo dado por la ciencia dice que es enorme mucho más que la tierra y así por más que creamos tapar el sol con la mano, como lo advierte el primer conocimiento, el segundo nos hace ver que es imposible hacerlo. Ojo, hoy conocemos que la luz del desarrollo proviene del pragmatismo, nunca de extremismos, ese es el camino.