Un acierto del presidente electo que da un parte de tranquilidad a los mercados financieros en turbulencia por la inflación mundial, la guerra de Rusia a Ucrania y la volatilidad del precio del petróleo, que derivó en la escalada alcista del dólar con sus implicaciones en las cuentas fiscales dada su influencia en la deuda y los intereses, junto a la amenaza del déficit comercial y en cuenta corriente.
Lo anterior más los ambiciosos compromisos expuestos en la agenda del cambio, representa un reto monumental, donde lo dicho sobre el impuesto al patrimonio para personas naturales en la cuantía planteada, va en la dirección de corregir desequilibrios y tener la base tributaria correcta e igual bien revisar a fondo las exenciones a poderosos grupos de interés, fuente de elusión.
Estos lineamientos de política “rescatan la recomendación del Nobel Maurice Allais, sobre la pertinencia para generar y distribuir riqueza de gravar progresivamente al capital y no la renta”, dicho en mi artículo “Capitalismo Digno” (2 dic. 2020); siendo crucial el manejo al impuesto de renta para impulsar inversión y por ende la economía, asunto donde imperan nefastas cartillas y perversos sofismas de distracción.
Así un criterio de la doctrina neoliberal disfrazado de progresista o de avanzada, tiene que ver con la tasa única de impuesto a la renta empresarial, dizque por simplicidad tributaria para mejorar control y recaudo, lo que desconoce la realidad y esencia misma del comportamiento sectorial e industrial y, por ende, la posibilidad de corregir asimetrías y fallas tan comunes en todos los mercados perpetuando el laissez faire de arraigo liberal.
Sorprende ver como se defiende esta posición retardataria, en lugar de velar por instaurar políticas benéficas que no premien rentistas de capital y ante diversos esquemas centrarse en lo fundamental con máximo tres bases fiscales, definidas conforme resultados del escáner productivo que analice todas las variables del desempeño sectorial, para fomentar y dinamizar con política activa y estímulos adecuados la inversión virtuosa, en línea con Stiglitz y Rodrik junto al legado de Fajnzylber en la Cepal; para así fortalecer la industria innovadora exportadora y sustentable.
Conviene también considerar a Pávlov y la participación de los trabajadores en la utilidad empresarial que está comprobado aumenta la productividad y ha sido regulado en países desarrollados como Alemania, Francia y España, además de ser practicado en multinacionales exitosas como lo dije en “Capitalismo Digno”.
El camino a la unión para el cambio trascendental está por recorrerse sobre la base del perdón genuino y el interés nacional, en manos del presidente Petro está la batuta que responda a construir colectivamente este anhelo.