Analistas 22/12/2021

El Juego de la Cerveza

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

La SIC estudia denuncias contra Bavaria por la escasez de cerveza y la violación de la libre competencia. Además de generar placer, y resultar adictiva, la cerveza produce efectos de túnel en la percepción, y puede incitar reacciones hostiles: igual que la pasión y la riqueza.

Simulación de pensamiento sistémico, El Juego de la Cerveza lo practican (aunque no aprenden) los MBA del MIT. Años atrás convoqué esa dinámica en el Auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional, y los resultados fueron igual de malos que los obtenidos en la Mejor Universidad del Mundo (QS, 2021).

Modelando la cadena de suministro de la Cerveza de los Enamorados, cada equipo se compone de 1 Fábrica, 1 Distribuidor, 1 Mayorista y 1 Minorista, y tiene establecidos periodos para hacer pedidos y recibir entregas. Ningún rol tiene competidor, y cada uno tiene libertad para tomar las decisiones que estime razonables, a fin de satisfacer la demanda de sus clientes y minimizar los costos. La interacción es impersonal, pues las tarjetas de pedidos que emiten, y las cervezas que reciben, representan las únicas vías de comunicación.

Aunque todos tengan nobles intenciones, tras una pequeña perturbación, terminarán culpando incluso al cliente. Ojalá el sistema colapsara de manera simple, por efecto dominó; en realidad, emerge un tsunami de especulaciones, donde cada eslabón amplifica el ruido e impacto de las decisiones egoístas, adoptadas sin contemplar los efectos indeseados en sus coequiperos.

Alerta de spoiler, intentan compensar la ignorancia, la ambigüedad y la incertidumbre, acaparando el inventario disponible o las *vigencias futuras*: así ocurrió con los alimentos y el papel higiénico, durante el Gran Confinamiento.

En las empresas también son comunes estas *cascadas* de errores, entre niveles jerárquicos. Algunas lecciones que permite construir está actividad, están registradas en ¿Prisioneros del sistema, o prisioneros de nuestro propio pensamiento?” (La Quinta Disciplina, Senge).

Verbigracia, las *estructuras* son caprichosas; reproducen desempeños similares y crisis que no son fortuitas, sin importar quiénes participan. Aclaro que, aquí, estructuras son relaciones entre variables (acumuladoras y flujos), y están determinadas por las políticas y los objetivos que proyectan reglas de decisión. Así, la clave para evitar o resolver los problemas radica en descubrir o crear puntos de apalancamiento, apelando a modelos mentales diferentes, para intervenir o reformar.

Análogo a lo antedicho, diariamente practicamos un Juego de la Riqueza, donde todos queremos acaparar a expensas de otros; y, cuando no disponemos de ella, inflamos las deudas (o los delitos).

Estas referencias a crisis, cadenas y prisioneros, invitan a evocar el Experimento de Stanford, donde dividieron universitarios de clase media, entre reclusos y guardias; de manera espontánea, los últimos abusaron del poder, según interpretaban el estereotipo, imponiendo torturas y humillaciones.

Extrapole ese juego de roles, sustituyendo a los primeros con ricos, y a los segundos con pobres: así funciona la deshumanizante economía, pero, a diferencia de esta, aquel experimento sí fue condenado y clausurado, mientras que el neoliberalismo nos mantiene como prisioneros del sistema, a perpetuidad.

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