«Estoicolombianos», quejones o criticones
Los estoicos fungen como superhéroes contra la criticadera-quejadera que nos aprisiona o fastidia. Paradójicamente, ese desgastante patrón está fundamentado, y no invalida la irónica crítica-queja con la que intenta apaciguarlo esta columna.
Cada 10/10 se busca promover la salud mental. Para diagnosticar nuestros medios y fines, usando herramientas de “sentiment analysis”, evalué las publicaciones de los diarios y sus redes sociales, desde 1991: habiendo normalizado el oportunismo, la contradicción y la destrucción, 99,9% tenían tono negativo.
Para sobrellevar esa realidad portamos máscaras y usamos a los demás como pelotas antiestrés. Siendo posible que se identifique con esta patológica descripción, cuando alguien observa una conducta reprobable, los infractores le castigan, mientras que los demás -incluyendo a las autoridades- “se hacen los locos”, y se esconden tras alguna excusa, crítica o queja.
Las dolencias son diversas y emergen de manera simultánea, conteniendo a la incultura ciudadana, los alterados vecinos, peatones o conductores, el abuso o desorden generalizado, las intrusivas ventas ambulantes, la inseguridad, la inflación por avaricia, los ingratos-pérfidos colegas o clientes, la inhumana atención de las EPS, y la corrupción de nuestro Fallido Estado.
Continuamente, evidencias de lo antedicho intoxican a los individuos y contaminan a los colectivos. El malestar inicia con la rumiación, y, cuando resulta insoportable, existe la creencia de que se atenuará si se desahoga con quien sea factible, pero eso sólo acelera su capacidad para mutar y contagiar.
Verbigracia, aunque la mayoría calificada de los colombianos elegimos algún “cambio”, en la primera vuelta de las pasadas presidenciales, terminamos reprimiendo cualquier reforma porque nadie está dispuesto a ceder, ninguna alternativa conciliará nuestros traumas-caprichos y casi todos prefieren resignarse a que todo siga igual de mal, pues satisface su necesidad de emitir críticas-quejas.
Así mismo, después de vender humo, nuestros «ex» fungen como embajadores de lo peor. Duque, por ejemplo, sigue confundiendo a Colombia con Polonia, república parlamentaria que hace X años intentó atraer turistas mediante la campaña “Come and Complain”: Venga a Quejarse (https://t.ly/PHQxp).
Descaradas, las críticas-quejas han sido utilizadas como atajos para legitimar la inexistente moral de quien las profiere. Antidemocráticas, además, sólo les han servido a los gremios y activistas violentos, que extorsionan a la sociedad civil, como los camioneros-taxistas.
Padezca o no estos trastornos endémicos, descubra grupos de apoyo, estrategias y herramientas para superarlos, inscribiéndose a la Semana Estoica (https://t.ly/Y5DM9): un evento gratuito y virtual que, desde el 28/10, ayudará a corregir la experiencia cotidiana autocontrol. Entre tanto, dado que las costumbres y leyes no hicieron la diferencia, apele a su conciencia y autocontrol.
Procurando aportar a la verdad, justicia, reparación y no repetición, decrete su propio Día «Estoicolombiano», para derrumbar un fragmento del Muro de los Lamentos que nos une-divide: discúlpese ante quien no le agrade y agradézcale algo como acto de perdón.