Analistas 19/03/2024

Marymount, ¡equidad = balance!

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

En un entorno condicionado por la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad -Vuca-, el equilibrio es dinámico. Igual, necesitamos ecualizar determinadas restricciones y garantías laborales, para disfrutar una mejor calidad de vida.

Antes de la pandemia, los titulares anunciaban una “guerra por el talento” entre potencias que prometían dotar sus esquemas de compensación con más que competitividad salarial: equidad, bienestar psicosocial y protección.

Hoy, el neoliberalismo sigue ignorando esos propósitos supremos, y sus estrategias de atracción o fidelización no evolucionaron, porque la esclavitud recolonizó al mercado laboral. De hecho, según la medición de Balance Vida & Trabajo de la Ocde (oecdbetterlifeindex.org), nuestro país es penúltimo -siendo anteúltimo en tiempo real de trabajo y el peor en tiempo dedicado a cuidado-

Además, la precariedad adquisitiva y el desempleo real -incluyendo el rebusque para subsistir- contribuyeron a tornar inviables los demás indicadores que componen el Better Life Index, tras agregar más necesidades trascendentales, igualmente abandonadas, como la vivienda, salud, educación, satisfacción y seguridad.

Reiniciando, Colombia no supera el conflicto interno porque es más fácil más ocuparse en la ilegalidad y conseguir armas, que tener trabajos formales o encontrar alguno digno; subrayo esto, pues la desregulación laboral legitimó el tráfico de mano de obra hacia agencias temporales y la mal denominada economía colaborativa.

En clave de “reconciliación” vida-trabajo, hacen falta verdad estadística, justicia laboral, reparación socioeconómica y no repetición, pero eso fue desatendido incluso por las anacrónicas Reformas del Cambio, que fueron concebidas para resolver problemas pasados de moda, mientras el Dane continúa desvirtuando las cuentas que le atribuye al “Trabajo Doméstico y de Cuidado No Remunerado”, para negar indefinidamente una renta universal a las amas de casa y madres solteras.

Estos asuntos son tan relevantes, que incluso Forbes publicó su propio escalafón Work-Life Balance Index, integrando los Índices Mundiales de Felicidad y Desigualdad de Género, además de la proporción Precios/Ingresos, y la duración del descanso más las horas de luz solar que se disfrutan. Sin embargo, también ignora el tiempo que se desperdicia entre los congestionados desplazamientos.

La derecha sigue obsesionada con el mercantilismo de Estados Unidos y la herencia dictatorial de Chile; sugerencia, debería copiar las mejores prácticas del estado de bienestar nórdico y oceánico, cuyos países lideran los escalafones más utilitaristas y socialdemócratas.

El presunto progresismo de Petro es otro fraude, pues los sindicalistas que dirigen el MinTrabajo ignoran los desafíos de nuestra “era”. Por eso Colombia no vislumbra la reducción de la jornada, a cuatro días y 24 horas, siendo factible empezar prohibiendo las “extras”, reduciendo el tiempo para almorzar y “redistribuyendo” los festivos.

Felicitaciones al Marymount por permitirles a los jóvenes “dormir, tal vez soñar”; y eliminen las tareas, pues sería sofista transar eso para seguir invadiendo la casa con trabajo.’’

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