Analistas 26/10/2019

¿Pasado, azar y zozobra?

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Consunción electoral, aunque dicen que el país está polarizado -hacia direcciones contrapuestas (RAE)-, los multímetros de opinión sólo registran negatividad hacia nuestras instituciones y representantes. Sin convicción, medio país participará en los comicios decepcionado, enfadado o preocupado, tal como la otra mitad, que se abstendrá.

Ruleta rusa, las campañas y los tarjetones reproducen falsos dilemas: violencia dialéctica o armada, transfuguismo o disidencia, y desregulación o cartelización. Es por eso que la independencia y constituyente, acaso victorias pírricas, tuvieron a la larga el mismo desenlace de las vergonzosas consultas por los acuerdos de paz y las iniciativas anti-corrupción.

Las ramas públicas de nuestra «Reprivada» de Colombia configuran enredaderas, plagadas de hierba mala; los controles son superfluos, los contrapesos livianos y el gobierno corporativo.

Desvaríos y bellaquerías, seguimos condicionados por archi-Duques, ex-Presidentes y terra-Tenientes en su Laberinto. Recapitulando historia reciente, el errático CD presentó como candidato presidencial a Iván Márquez (12/12/2017); el de «verdad» había publicado ‘Los Pecados de Uribe’, pidió a Judas que escribiera el prólogo de ‘Maquiavelo en Colombia’, y recientemente homenajeó al comunismo en China.

Su líder plenipotenciario, cínico como Diógenes, sigue reclutando herederos de su «cursus honorum» (carrera política), mientras los elegidos “sobornan la atención común” (El Héroe, Gracián) invocando Antiguos Testamentos (seguridad democrática) y Conjuraciones de Catilina (castro-chavistas).

Su Ministro de la Abundancia confunde erario -público- con fisco -emperador-, y su concepto de Austeridad ruborizaría a Catón, genuino gestor de Impuestos Contra el Lujo y Leyes Anti-Corrupción, aunque también censuraron “su afición desmedida a amasar una fortuna y el duro trato que dispensaba a los esclavos de su Hacienda” (NatGeo, 27/10/2016).

Pese a las diferencias regionales e ideológicas, y a la frustración del principio dialógico, los recursivos y hologramáticos sustentan nuestra complejidad, en las elecciones locales, y conjuran el divorcio del estado colombiano. La Casa de Nariño (y Liévano) parece la de los Siete Tejados (Hawthorne), y nosotros, apátridas del Universo, retratados en el último párrafo de Wakefield, que Borges calificó como el mejor artilugio narrativo de la historia (Cuentos de la Nueva Holanda, 1948).

Moraleja, una verdadera «República» Socialdemócrata necesita una constitución fundamentada en la dignidad y la igualdad, los bienes públicos y el bien común; con voto obligatorio, consultas internas e impedimentos para que cualquier «César» reproduzca Series Fibonacci: reelecciones o herencias, puertas giratorias o saltos entre ramas. De otra manera, seguirá reinando la confusión en nuestras elecciones y emblemas, como el lema Libertad y Orden, que maquilla el caos que nos esclaviza a tan absurdas noticias diarias, o ese violento himno, cuya concluyente historia contrasta con nuestra persistente incertidumbre; de hecho, con tantos imperativos por reivindicar, propongo revisar la frase “«Cesar» la horrible noche”.

Como sugiere el titular, aunque las candidaturas no fueron promisorias, que las elecciones sean una afirmación de la PAZ, y votemos a favor de empezar a corregir al PAyZ, desde el ámbito local.

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Campañas electorales - Iván Márquez - Bienes - Paz