COP16 y minería: Un compromiso con el futuro
Las personas relacionadas con el sector minero que asistiremos a la COP 16 tenemos la obligación, en todos y cada uno de los espacios, de ser embajadores de este sector tan estratégico para lograr cualquier tipo de meta de carácter ambiental y social. Desde hace unos años, se ha hablado en la agenda mundial de transición energética, descarbonización de la economía y carbono neutralidad. Todos estos objetivos ideales tienen en común un mejor aprovechamiento de los recursos naturales, tanto renovables como no renovables. Si como sociedad queremos lograr la Agenda 2050, es fundamental que el sector minero sea parte activa de esta transformación.
En el caso de Colombia, los pilares del gobierno nacional actual -la transición energética, la seguridad alimentaria, el desarrollo de infraestructura pública y la reindustrialización del país- serán una realidad si y sólo si se definen políticas públicas que incrementen el conocimiento del subsuelo en la mayor parte del territorio nacional. La riqueza mineral de Colombia no solo es un recurso económico; también es una herramienta para alcanzar los objetivos ambientales y sociales que nos proponemos. La minería responsable puede contribuir significativamente a la financiación de proyectos sostenibles y al desarrollo de tecnologías limpias.
Sin embargo, es necesario preguntarse: ¿los ruidos generados por el Ministerio del Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, con decretos que pretenden proteger el medio ambiente y que claramente van en contra del sector minero, forman parte de la Agenda 2050? ¿O simplemente buscan mostrar que somos un país que está de espaldas a las necesidades de crecimiento y desarrollo que se presentan en otras latitudes? La regulación es importante para garantizar prácticas sostenibles, pero debe ser equilibrada para no ahogar un sector que tiene una probabilidad alta de ser un motor para el desarrollo.
La protección del medio ambiente es una obligación ineludible hacia nuestra generación actual y las futuras. En nuestro subsuelo se encuentra gran parte de la respuesta al aprovechamiento de recursos minerales críticos y estratégicos necesarios para mejorar la relación del ser humano con su entorno. Por ejemplo, minerales como el cobre, el litio y el cobalto son esenciales para la producción de baterías eléctricas, fundamentales en la transición hacia energías más limpias.
Es imperativo que el sector minero se involucre activamente en la discusión sobre políticas ambientales. Debemos trabajar juntos -gobierno, industria, academia y sociedad civil- para crear un marco regulatorio que no sólo proteja nuestros recursos naturales, sino que también fomente un desarrollo económico sostenible. Esto incluye invertir en tecnologías limpias y prácticas mineras responsables que minimicen el impacto ambiental.
Además, debemos educar a las comunidades sobre los beneficios de una minería responsable. La creación de empleos sostenibles, el impulso a la economía local y la inversión en infraestructura son solo algunos de los beneficios tangibles que pueden resultar de un enfoque equilibrado.
Finalmente, la COP16 representa una oportunidad única para demostrar cómo el sector minero puede ser un aliado clave en la lucha contra el cambio climático. Al adoptar un enfoque proactivo y colaborativo, podemos contribuir a una agenda global que no solo busca mitigar los efectos del cambio climático, sino también promover un desarrollo equitativo y sostenible. La minería no debe ser vista como un enemigo del medio ambiente; más bien, debe ser considerada como parte integral de la solución hacia un futuro más sostenible. Así, con un compromiso firme y acciones concretas, podremos brillar como país en este importante evento internacional.