Analistas 11/11/2023

Minería y transición energética

Giovanni Franco Sepúlveda
Ph.D. Profesor Universidad Nacional de Colombia

En noviembre de 2022, durante una reunión con el presidente Gustavo Petro y todos los altos funcionarios del Gobierno, escuchamos en palabras del presidente, que se estaban dando cuenta como Gobierno Nacional, que para llevar a cabo una verdadera Transición Energética Justa (TEJ) se necesita incrementar los niveles de extracción de recursos minerales que tenemos en el subsuelo.

En esos mismos meses, al llegar al Ministerio de Minas y Energía, se estaba elaborando el documento base para definir la Hoja de Ruta de la TEJ. Al momento de indagar sobre qué aspectos de la minería se estaban incluyendo en esa Hoja de Ruta, no existía una definición clara y coherente sobre la correlación que existe entre la TEJ y la minería. Se tenía el falso dilema que TEJ se correlaciona con la importación de paneles solares, molinos de viento, vehículos eléctricos, y baterías de litio.

Dejando de lado, que para garantizar una Transición Energética (TE) es necesario comenzar por conocer los recursos minerales del subsuelo que posee en el territorio nacional (cobre, litio, níquel, cobalto, plata, tierras raras ), para asegurar procesos de reindustrialización que permitan adelantar un programa de sustitución de importaciones con el fin de proteger la industria nacional y empezar a sentar las bases para llevar a cabo una TE con base en sus recursos minerales.

Por ejemplo, según el Banco Mundial, para la fabricación de un vehículo eléctrico, son necesarios 53,2 kilogramos de cobre, 39,2 kilogramos de níquel, 24,5 kilogramos de manganeso, 13,3 kilogramos de cobalto, entre otros, lo que evidencia la necesidad imprescindible de incrementar la extracción de recursos minerales para cumplir con la meta de caminar como sociedad hacia procesos de carbono neutralidad.

Es evidente que se necesita de una apuesta nacional en términos de desarrollo que nos lleve como país a reconocer la importancia de esa correlación tan fuerte entre la minería y la transición energética, que los indicadores mineros y macroeconómicos que debemos monitorear cómo los niveles de exploración geológico-minera (incluido el Plan Nacional de Conocimiento Geocientífico y la cantidad de metros perforados); la participación de la minería en el PIB; la evolución del comercio exterior (ampliando la base de los países compradores de los recursos mineros); el incremento del aporte de regalías, impuestos, contraprestaciones y renta minera; la compra de bienes y servicios (local, departamental y nacional) que conducen a mejorar los encadenamientos productivos; la inversión social y ambiental, y la creación de más y mejores empleos, llevarán a Colombia a ser protagonista de primer nivel en el mundo como país proveedor de materias primas para garantizar una transición energética.

Finalmente, más que adjetivos calificativos (justa, adecuada, equitativa, verde, entre otros) lo que necesitamos es tomar conciencia que estamos sobre una riqueza natural - geológica - mineral, para responder por los desafíos de una transición energética que demanda el mundo entero y nuestras generaciones futuras.

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