El Presidente Petro sigue mostrando su activismo en contra de la minería bien hecha, formalizada y legal del país. En campaña del actual periodo presidencial se comprometió que en caso de ser presidente, no autorizaría la apertura de la mina Quebradona en Jericó, Antioquia. Pues bien, es presidente y esta semana gracias a la negativa de la Agencia Nacional de Minería-ANM, de no autorizar la prórroga de la etapa de exploración de Quebradona, vuelven desde el Gobierno Nacional a poner trabas al sector minero, con el argumento que en el proyecto falta gestión para obtener la viabilidad ambiental y presenta debilidades en el relacionamiento social con las comunidades del territorio. La ANM enfatizó que Minera de Cobre Quebradona aún no ha presentado un nuevo Estudio de Impacto Ambiental-EIA, requisito indispensable para avanzar, y cuyo trámite permanece archivado en la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales-Anla.

Tener alrededor de 120.000 metros perforados, parece que a la institucionalidad minera y ambiental no le sirve. Le creen al activismo de no más de 30 personas que se oponen sin datos al proyecto de Quebradona con la falacia de poner el agua por encima del cobre, desviando la atención sobre la discusión de fondo, que radica sobre la necesidad de aprovechar un recurso mineral como el cobre, necesario para la transición energética, y que podría servir de fuente de riqueza ambiental y social para gran parte del suroeste antioqueño. La información técnica que ha construido Quebradona para el conocimiento del subsuelo es valiosa y fundamental para mejorar nuestro entendimiento y comprensión de los recursos polimetálicos que se encuentran a lo largo y ancho del país, que gestionados adecuadamente, nos pueden poner como protagonistas de primer orden en el escenario minero latinoamericano y mundial.

Lejos está el Presidente Petro de acercarse a lo que sus homólogos de México, Chile y Brasil, apoyan la actividad minera en sus países. Bien saben estos presidentes, que las contraprestaciones que deja la actividad minera, son la cuota inicial para el desarrollo de sus propuestas sociales y ambientales, y que más que restringir la actividad exploratoria y extractiva, estos países apoyan la exploración y explotación minera de Cobre, Oro, Plata y Mineral de Hierro. Saben estos presidentes que sin el sector extractivo (minerales, petróleo, gas y carbón), sus promesas de campaña serían un canto más a la bandera, pues no tendrían suficientes recursos frescos para apalancar sus agendas sociales y ambientales. Una llamada del Presidente Petro a los Presidentes Lula, Sheinbaum y Boric, lo haría entrar en razón y conocimiento del sector minero en otros países latinoamericanos.

Es momento de corregir el rumbo y definir con base en lo planteado en esta columna, que la minería bien hecha, legal y con trazabilidad, es el mejor modelo que se puede establecer para aprovechar esa riqueza mineral polimetálica presente en nuestro subsuelo. Seguir dándole la espalda a las empresas mineras que contratan cientos y miles de procesos de adquisición de bienes y servicios en los proyectos mineros de las zonas donde ellos se encuentran, es dar la espalda a la oportunidad que tenemos todos los colombianos de tener una mejor calidad de vida, de tener nuevas oportunidades para el presente y futuro de nuestras generaciones. Todo lo anterior, si miramos al sector minero nacional sin sesgos, sin activismos, sin fundamentalismos, que a la larga, se desvanecen como un grano de arena en la inmensidad del mar.

Mientras al Presidente Petro le quedan menos de ocho meses, Minera de Cobre Quebradona, aún tiene un PTO vigente y muchas oportunidades en el mediano y largo plazo para el suroeste antioqueño y el país. Por encima de intereses personales del Presidente Petro, contra la actividad minera, está la riqueza mineral que le pertenece a todos los colombianos, una riqueza que es necesario extraerla.