Un pacto por la equidad
El Dane publicó recientemente las cifras de pobreza monetaria, pobreza extrema y pobreza multidimensional de 2018. Estas cifras confirman lo que el Plan Nacional de Desarrollo (PND) ya indicaba: el ritmo de reducción de pobreza en el país está disminuyendo después del éxito observado a lo largo de los últimos 15 años.
Este fenómeno, que se está presentando en toda América Latina, es el punto central del PND, en el cual se consignaron acciones específicas para retomar el descenso de estos indicadores y lograr sacar de la pobreza monetaria a 2,9 millones de personas; de la pobreza extrema, a 1,5 millones, y de la pobreza multidimensional, a 2,5 millones.
Entre estas acciones, la primera consiste en la creación de la Mesa de Equidad, encabezada por el presidente Iván Duque, que orientará la institucionalidad del Gobierno al objetivo común de reducir la pobreza. Esta mesa busca mejorar los diseños y el enfoque en los programas sociales y definir intervenciones pertinentes para atender las zonas y las poblaciones más rezagadas; en particular, Chocó, La Guajira, Buenaventura, Tumaco y San Andrés. La mesa será la encargada de hacer un seguimiento permanente a los principales indicadores de pobreza y a su relación con la puesta en marcha de programas sociales.
En segundo lugar, en 2020 se pondrá en marcha el Sisbén IV, una herramienta clave para el nuevo enfoque del gasto social. Este sentará las bases para el rediseño de los principales programas sociales, como Familias en Acción, Jóvenes en Acción y Red Unidos, al igual que insumos para crear una política que garantice que cada peso público llegue a la familia que más lo necesite.
Como tercera medida, para garantizar que las estrategias sean sostenibles en el tiempo debe buscarse que las familias que salgan de la pobreza no dependan de la asistencia estatal, sino que puedan generar sus propios ingresos. Por eso, el PND plantea una estrategia adicional de inclusión productiva, centrada en el acceso a empleos formales e ingresos dignos. Esto comienza con una educación pertinente y un programa de formación de capacidades modernas, que conecte a nuestros jóvenes con las nuevas oportunidades de empleo formal.
Por lo anterior, aumentaremos de 100.000 a 500.000 los cupos en el programa Jóvenes en Acción, para garantizar el acceso a formación técnica y tecnológica. En el mismo sentido, 320.000 jóvenes tendrán acceso a educación superior gratuita, con el fortalecimiento de la universidad pública y de los centros de educación superior. Esto permitirá que, al terminar sus estudios, esos jóvenes sean forjadores de su propio progreso y el de sus familias.
En cuarto lugar, la estrategia contra la pobreza también se enfoca en el desarrollo rural. Las acciones buscan dinamizar el progreso del campo y mejorar la capacidad de generación de ingresos de los habitantes rurales, por medio del acceso a activos productivos y de alianzas comerciales con el sector privado que les permitan conectarse con compradores, y aumentar así sus ingresos. Este enfoque apunta a que en este cuatrienio se creen alianzas comerciales para 91.500 pequeños productores con estrategias de inclusión productiva para zonas rurales.
Igualmente, fomentaremos la generación de ingresos de los productores agropecuarios mediante la promoción de modelos que incrementen la productividad de los cultivos, por ejemplo, con el esquema de agricultura por contrato, de tal forma que al menos 300.000 productores logren suscribir este tipo de acuerdos en este cuatrienio y que 550.000 productores tengan un mayor acceso a servicios de extensión agropecuaria.
Por último, el PND tiene como propósito revertir el crecimiento de la pobreza multidimensional en el país. Para esto se adelantarán acciones orientadas a mejorar la calidad de las viviendas, con 600.000 beneficiarios, gracias al incremento de las inversiones y la articulación de entidades como Prosperidad Social, el Ministerio de Vivienda y el Ministerio de Agricultura. En particular, para optimizar las condiciones de habitabilidad rural y contribuir a la mitigación del déficit habitacional en el campo, se mejorarán 40.000 viviendas, se titularán 10.000 y se entregarán 41.400 nuevas.
En este punto vale la pena llamar la atención sobre las brechas regionales, pues detrás de ellas se esconden también las mayores desigualdades y problemas de pobreza. En el PND se plantea una asignación más eficiente de los recursos con un enfoque que reconozca las brechas regionales, para lo cual introdujimos el concepto de “conectar territorios, gobiernos y poblaciones”. Dicha estrategia crea herramientas para lograr concurrencia de inversiones entre distintas regiones y entre niveles de gobierno, y busca desarrollar una infraestructura vial y digital que conecte a las poblaciones con los mercados.