Analistas 18/02/2022

Superando condiciones extremas

Gonzalo Moreno
Presidente ejecutivo de Fenavi

Como muchos sectores de la economía, los años 2020 y 2021 fueron de un enorme reto para los empresarios colombianos. La industria avícola, no fue la excepción. En el primer año de pandemia la tasa de crecimiento se sitúo en el punto más bajo en dos décadas (1,8%), con la fortuna que se logró entrar en un proceso de recuperación durante el 2021 con un crecimiento de 4,0%.

Es la primera vez en donde el desempeño del negocio de la avicultura se vio afectado por factores exógenos, de un lado, el cierre abrupto de las actividades comerciales, por otro, con un impacto de 25,0% en la producción en pollo, y 15% en huevo. Asimismo las actividades que venían en recuperación, fueron puestas en riesgo por los bloqueos de vías, que no solo afectaron a las empresas de una región del país, sino la seguridad alimentaria de todos los colombianos.

En el 2021 el valor de la producción de los renglones de pollo y huevo alcanzó la cifra de $27,5 billones, con una tasa de crecimiento de 24,2%, lo que significó una participación en el PIB pecuario de 30%. Teniendo en cuenta todo el encadenamiento de valor del sector, desde la genética, la producción de alimento balanceado, hasta la producción de los productos finales de huevo y pollo, la avicultura mueve en el aparato productivo nacional más de $35 billones año.

El año pasado se logró un doble récord de producción, la más alta en la historia del sector, con 1,7 millones de toneladas en carne de pollo, y, 17.029 millones de unidades de huevos, para un crecimiento de 4,9% y 4,0% respectivamente. Esto implicó que los colombianos contaran con una oferta de productos avícolas que permitió incrementar el consumo per cápita en 1,2 kg habitante año el 2021 y, de 2,2 kilos de pollo cuando se compara contra 2019. En el caso de huevo, el consumo aumentó en nueve unidades por habitante el 2021 y 43 comparado con el 2020. En 2021 el consumo per cápita de pollo fue de 33,2 kilos y 334 huevos respectivamente.

Pese a que se contó con una oferta en crecimiento, según el Dane, el IPC de los productos pollo y huevo se incrementaron en 24,6% y 18,4% respectivamente. Se observó por primera vez en años, una paradoja en donde, al tiempo que la oferta crecía, también los precios. Situación que se explica en el caso del renglón pollo, por una reducción en la oferta de carnes particularmente de bovino, y, por los bloqueos en mayo y junio, con el impacto que se extendió por más de tres meses, con lo cual se redujo la oferta en algunos meses del año. Por su parte, en el renglón de huevo, el bloqueo, también tuvo su impacto, al restringirse la cadena de abastecimiento y de operación comercial, sin desconocer que la demanda también creció por encima de su tendencia. Además, el sector avícola mundial afrontó el más alto impacto de precios de los granos, principal insumo para producir pollo y huevo, representando 75% del costo en promedio, con un aumento de mediados de 2020 a diciembre de 2021 de 40,0%. De cara a 2022, se proyecta una tasa de crecimiento en pollo, dada la recuperación de su cadena logística de abastecimiento en genética, así como el restablecimiento de su capacidad productiva. Entre tanto, el efecto “bloqueo” en el sector de huevo, tendrá un colateral más largo, dado que, por la elevada fluctuación de precios en el 2021, los avicultores se vieron en la necesidad de reducir el número de gallinas ponedoras.

Los resultados de 2021 demuestran que a pesar de las adversidades, el sector avícola logró retomar la senda de crecimiento prepandemia, para abastecer a todo el país con las proteínas de origen animal más consumidas. Será un año de muchas expectativas, especialmente por el tema político, donde se elegirá un nuevo Congreso que tendrá que resolver tareas fundamentales para el sector agrario del país. Y después vendrá la elección presidencial, donde hay mucho en juego que marcará el destino no solo en los siguientes cuatro años, sino a largo plazo.

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