El concepto de violencia que nos están vendiendo no es más que el de los cilindros bomba, el de las tomas a la población civil, secuestros, etc. Seamos sinceros, para aquellos que vivimos en las ciudades no nos cambiaría radicalmente la vida por que se firme o no el acuerdo con las Farc, este tipo de violencia solo afecta a un porcentaje de la población rural. Desde luego violencia que ésta parte del país no merece vivir y es justo eliminar de raíz.
Pero la verdadera violencia que debe acabar en Colombia es la de la inequidad, la violencia de la concentración de la riqueza, la de la segregación social y por sobre todo la de la falta de oportunidades. Sin duda alguna con la firma de un acuerdo de paz con las Farc no haremos más que poner paños de agua tibia al problema, ¿pero están claras las alternativas que se le van a ofrecer a los combatientes que tiene esta narco guerrilla al momento de dejar las armas? Eso sin contar que por supuesto la cantidad de soldados profesionales de las Fuerzas Militares tendrá que disminuir sustancialmente, ¿qué oportunidades le vamos a generar a estos colombianos criados en las selvas y con un fusil como compañía?
Fenómenos como la violencia generada por “hinchas de fútbol”, no son otra cosa que la manifestación del cáncer que está consumiendo a nuestro país, y que lo seguirá haciendo por no tener políticas incluyentes, reales, serias y estructurales de educación, empleo e investigación. El inconformismo que concibe la inequidad es lo que genera la violencia, o ¿cuáles fueron los motivos reales en su momento que llevaron a que se originara el conflicto en Colombia?, desde luego no son los mismos que lo sostienen hoy.
Es hora que dejemos de tragar entero todo lo que se dice, llegó el momento de que exijamos al Gobierno que no tengamos el mismo problema que acaeció cuando se dio la desmovilización de las AUC (ahora Bacrim), es decir, un acuerdo para enmarcar y ninguna opción real de desarrollo personal o profesional. En estos instantes institutos como el Sena, Colciencias, Colfuturo y hasta el mismo Icetex deberían jugar un papel activo en estas conversaciones.
Lo anterior es apenas una simple muestra de cómo vamos por el camino incorrecto. No podemos dejar de mencionar que en la Habana se encuentra un grupo de personas que no representan la base de la Guerrilla, en la mesa están representados intereses personales, siendo estos indiferentes a la realidad que vive su gente, buscan curules cuando con o sin ellas no se soluciona nada, buscan no pagar por sus pecados cometidos, sin que ello resuelva la falta de equidad o de oportunidades para sus integrantes a la hora de un posconflicto.
La verdadera violencia que debemos suprimir es la de la falta de desarrollo de proyectos de vida, no es justo que el presidente Juan Manuel Santos nos diga que está jugado con la Paz, si realmente lo único que ha hecho por ella es seguir manteniendo estructuras ineficientes, que no dan solución real al origen de la problemática. Antes de su segura reelección Señor Presidente debo preguntar: ¿usted se cree eso de que realmente está jugado por la paz?