Analistas 11/10/2018

#LaEsperanzaEsLaEducación

Guillermo Cáez Gómez
Abogado y consultor en riesgos

Ayer se realizaron las marchas convocadas por los estudiantes de las universidades públicas para que su voz sea oída por el Gobierno Nacional en cabeza de Iván Duque.

Es claro que el problema de la educación no proviene de este gobierno, sino que es una deuda histórica de los gobernantes de nuestro país con la educación pública en Colombia.

Pocos han sido los esfuerzos que se han realizado desde las políticas públicas del país con la intención real de mejorar las condiciones actuales. Sabemos que los problemas que lleva cargando la educación pública en materia presupuestal son tan pesados que sin una intervención urgente y estructural colapsará sin remedio.

La falta de recursos que ha aquejado a este sector del país no ha permitido que podamos tener la cobertura y el acceso a la universidad pública que demanda Colombia, pues han sido otras las prioridades de todos los gobiernos distintas a fortalecer la base educativa que permita que como sociedad construyamos sobre cimientos “sismorresistentes”.

No desconozco las necesidades que otros sectores -como el de defensa- puedan tener y el aumento de su presupuesto no implica de modo alguno que se le esté quitando a un sector para darle al otro.

Lo que debemos reconocer es que somos un país con muchas carencias, pero la educación, entre otras, debe estar en primer orden -por mandato constitucional- y ser atendida de forma prioritaria.

Este gobierno tiene el reto de buscar el balance de estas necesidades y encontrar las soluciones para que las más relevantes en el impacto de la base social sean resueltas, o por lo menos dejar planteado el camino para este propósito.

De nada sirve un Estado que esté a favor del emprendimiento si la educación, la investigación científica y el desarrollo que lo sustentan no son bien canalizados para que desde estos tres sectores confluya el verdadero crecimiento del país.

Sin duda alguna #LaEsperanzaEsLaEducación. Cuando revisamos cómo romper el paradigma de las oportunidades para desarrollar un país, los presupuestos en los países con mejores índices de calidad de vida de sus ciudadanos han puesto mayor atención a sectores como el de la educación, para así generar bases sólidas en la sociedad que permitan brindar mayores posibilidades de desarrollo personal, y con esto atacar problemas como la criminalidad, la drogadicción y otros relacionados con la falta de acceso a oportunidades educativas.

Además, la educación y la investigación científica permiten generar y gestionar el conocimiento que brinda soluciones a problemas y necesidades de los que adolece el país.

No podemos permitirnos como sociedad en proceso de crecimiento abandonar de nuevo a la educación. El despilfarro de las finanzas públicas en proyectos como “Ser Pilo Paga” no genera los verdaderos cambios que requiere una sociedad como la colombiana, pues, al contrario de lo que se pretendió con este programa, la oportunidad no está en acceder a la universidad privada, sino en fortalecer a la pública a tal punto de que pueda competir de manera directa con calidad en ese espacio de privilegio para pocos.

Fortalecer los recursos de la educación pública debe ser una prioridad ineludible para este y los futuros gobiernos. Acabar con el déficit financiero que hoy aqueja a la educación debe primar sobre muchos otros sectores.

La educación es una valiosa inversión, la mejor manera de combatir nuestra inequidad y la mejor respuesta a una sociedad que está padeciendo desde hace muchos años la imposibilidad de poder realizar sus proyectos de vida por la falta de oportunidades.

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