Analistas 27/07/2023

Vuelve y juega

Guillermo Cáez Gómez
Abogado y consultor en riesgos

La salida de la ministra Irene Vélez del gobierno nacional era -a mi juicio- algo previsible, no porque como si tuviera una bola de cristal hubiera podido anticipar ese presunto tráfico de influencias que denunciaron los medios de comunicación; sino porque una profesional de su perfil, con su experiencia, era difícil que pudiera cumplir con la misión del ministerio.

¿Pero qué hace un ministerio? Creo que una de las principales funciones es la de la generación de política pública en el sector al que esté dirigido, en este caso al minero energético. Para esto, es importante entender el sector, la academia suma, pero no lo es todo. A pesar de la terquedad del presidente Petro en sostener a quien no cumplía con el perfil, incluso contradiciéndose en eso que tanto ha comunicado en sus discursos sobre la meritocracia el sector de alguna manera sintió alivio por la salida de la influyente exministra Vélez.

A pesar de haber cometido un error de nombrar a Vélez para el manejo en la dirección de ese ministerio, el tiempo terminó por dar la razón de que no fue la mejor decisión. Si bien no se espera este tipo de desaciertos, mucho menos es entendible cómo se mantiene la tendencia en nombrar personas -que sin importar su pasado activista o militante de corrientes que a muchos no le gustan- no cumplen el perfil para un cargo estratégico como el de un ministro. Revisando la hoja de vida de Omar Andrés Camacho (nuevo ministro de minas y energía) tampoco veo en él, el perfil necesario para poder generar la estabilidad necesaria en un sector que hoy es de las principales y más grandes fuentes de ingreso del país.

Espero equivocarme con este diagnóstico del nombramiento

La inexperiencia en el sector es notable, pues puede tener estudios en el exterior con enfoque en energías renovables, eso no lo hace un candidato ideal para un ministerio de la importancia en un país que no solo debe buscar la anhelada transición energética, sino que además debe coordinar esfuerzos con el ministerio de hacienda para que el balance general del país no entre en riesgo por cuenta de la inexperiencia, testarudez e improvisación que como en el caso de Bogotá, llevaron al colapso al sistema de basuras y con un coste altísimo con las sanciones que la ciudad tuvo que asumir por cuenta de la falta de planeación.

Pero esto no solo afecta al ministerio. Entidades que dependen de este están paralizadas desde hace cerca de un año. Me refiero a la Comisión de Regulación de Energía y Gas (Creg) quien por cuenta de los palos de ciego que se están dando en el sector, no hay comisionados en propiedad, ronda la incertidumbre en la entidad y muestra que después de un año en una entidad que tradicionalmente ha sido muy técnica y activa hoy la necesidad de dirección es inminente.

Vuelve y juega el presidente Petro con apuestas que parece que no van a dar los resultados que se requieren en un país urgido por salir de la demagogia. Espero equivocarme con este diagnóstico del nombramiento y ojalá el ministro Camacho nos sorprenda con una buena gestión. Suficiente podría ser que no llegue a ser comité de aplausos y pueda marcar la diferencia que no logró su antecesora Irene Vélez que sale con más pena que gloria y con una gestión casi que nula. Amanecerá y veremos.

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