Llegó la hora de afrontar el informe entregado por la Contraloría General de la República en diciembre, que la renuncia y elección del nuevo gerente han hecho pasar desapercibido, pero es el problema más grave que debe afrontar Germán Bahamón, de no hacer ya mismo un ejercicio de corte de cuentas, se volverá el Talón de Aquiles de su administración.
Este delicado asunto no apareció en la agenda del Congreso Cafetero seguramente porque muchos de los delegados son parte del problema, lo que confirma que en la revisión estatutaria que se requiere, se inhabilite a los delegados a Comité Directivo y Departamental a ser beneficiarios y usuarios de los programas cafeteros; los conflictos de interés son evidentes.
Al analizar las 200 paginas del informe se observa claramente en los hallazgos, la imprevisión para evaluar los riesgos de precio internacional, tasa de cambio y tasa de interés. Se infiere cómo están en peligro cerca de US$100 millones, sin que se hubiera establecido una verdadera política de riesgo. Inadmisible que no hubiera existido una definición sobre el máximo posible de contratos que podía asumir el Fondo Nacional del Café, el máximo cupo para cada una de las 33 cooperativas, el máximo cupo por productor, el contrato que debería firmar cada uno y la póliza de cumplimiento que lo acompañara.
Si bien se delegan funciones, pero no responsabilidades, quien debe poner la cara al problema es el gerente saliente, pero así mismo es inexplicable que el comercial, el financiero y la jurídica, sigan tan campantes, cuando era el equipo que debería diseñar, estructurar e implementar los instrumentos y mecanismos para proteger los recursos del Fondo Nacional del Café, que por su origen PARAFISCAL son de naturaleza pública.
El informe adicionalmente contiene un absurdo hallazgo que más bien parece un elemento de distracción para la visita. Me refiero a que, reclama la contraloría a la federación que donde está el dinero del café que se queda para consumo interno, que al restar la contribución para calcular el precio de sustentación deberían haber recibido los productores entre los años 2003 y 2021, la módica suma de US$139 millones, calculando 16,8 millones de sacos consumidos en Colombia en ese periodo.
Es tan inverosímil que no hay derecho a que ocupe espacio en el informe, cuando se fija el precio de sustentación y 85% del café lo adquieren a un mayor precio los exportadores privados, cumpliéndose el objetivo del instrumento.
Además, para el consumo interno se tuesta un café de inferior calidad, un subproducto, denominado café consumo, que vale mucho menos, y además hoy en día un gran porcentaje se fabrica con café importado, más barato y la tasa que resulta de la mezcla se adapta mucho más al gusto de nuestro consumidor, y así el precio le resulta más favorable. Estos serían solo unos de los argumentos para rebatir esta falacia que solo sirve para mermar fuerza al tema de fondo del informe.
Finalmente, se debe recordar que el informe nos recuerda que se contrató un crédito por US$40 millones, para tratar de solventar el problema, otorgando plazos hasta de cinco años a cooperativas y productores, cuando lo máximo debían ser unas semanas. No resistieron la presión de los grandes productores.