Una de las mejores prácticas de la caficultura es la renovación por siembra, si se realiza con nuevas variedades, que son resistentes a la roya, traen más nudos florales y un grano de mayor tamaño.
Este símil lo uso porque es precisamente el proceso que ahora inicia la Federación de Cafeteros, al nombrar por unanimidad a Germán Alberto Bahamón Jaramillo, un ingeniero sin vinculación previa a la institución cafetera, con conocimientos y visión propios, como lo son las “nuevas variedades” de hombres y mujeres que se requieren para la caficultura del centenario gremial. Bahamón cuenta con experiencia en compañías líderes a nivel mundial, a la vanguardia en tecnología, que le aportaron al recién electo gerente, la experiencia y capacidad para adaptar la institución y sus agremiados al mundo cambiante del siglo XXI.
Su nombramiento fue el fruto de un proceso largo y tortuoso, que por fortuna logró concitar la unanimidad de los 15 departamentos cafeteros, y cumplir la promesa del presidente Gustavo Petro, de nombrar un hijo del Huila. Por ello, el exministro José Antonio Ocampo lo considera un éxito -y pareciera muy extraña la reacción del jefe de Estado, a última hora, buscando entorpecer una decisión adoptada por su propio gobierno, detalle que ha permitido descubrir muchos intríngulis.
Indudablemente, fue muy extraño el diseño del proceso de selección establecido por parte de la administración de la Federación; engorroso, largo, complicado y que aún hoy despierta suspicacias. Así mismo, la inacción del Gobierno que, extrañamente, no propuso ningún candidato.
Tendrá una labor muy difícil, -por las heridas que generó el proceso, levemente curadas por el consenso- pero que requerirá de un esfuerzo de los 90 líderes cafeteros y principalmente de los miembros del comité directivo, quienes deberán deponer sus intereses particulares y dar un compás al nuevo gerente, que le permita afrontar las innumerables crisis que se presentan en la administración, para lo cual es urgente conformar un equipo que responda a las necesidades y a la realidad interna de la institucionalidad cafetera.
Para empezar, tiene la tarea de establecer una relación armónica con el Gobierno, iniciada con sus innumerables mensajes públicos, pero exige, dada la posición pública del presidente Petro, un esfuerzo y cuidado especiales. En paralelo, el nuevo gerente debe buscar una solución a la caída estrepitosa en la producción, a las pérdidas ocasionadas por las ventas de café a futuros, al problema de las pensiones, a los retos de Almacafé y de Expocafé, al contrabando del grano y al “bautizo” de café robusta, entre otros. Se hace imperativo otorgar libertad de acción y respaldo.
Seguramente, parte del proceso implica “la renovación por siembra” de la alta dirección y en casos especiales hacerla por “zoca”, seleccionando a los mejores de los innumerables funcionarios capacitados en la Federación, que conocen muy bien la actividad y, tendrán mucho que aportar. Por esta razón, insisto que, sin excepción, todos los que han alcanzado edad de jubilación deben disfrutar de su pensión y dejar en libertad al gerente Bahamón para rodar sin ese freno de mano. Sin duda, se tendrán que tomar decisiones difíciles y dolorosas para salvar la institución.