¡Una producción histórica registró Colombia en 2019! Fueron 14,8 millones de sacos, cantidad que no se veía desde 1992, con 16 millones. Es una excelente noticia porque se recuperó el ingreso cafetero alcanzando, $7,2 billones de pesos, un incremento de 15 % frente al año anterior.
Desde 2015, se ha visto reflejado el efecto del programa de renovación de cafetales iniciado en 2008, y que llevó a Colombia a doblar su producción nacional, con un poco más de 14,2 millones de saco, cifra que se mantiene estable, en los últimos años. La productividad ha aumentado un poco, si tenemos en cuenta que entre 2015 y 2019 se ha disminuido el área sembrada de 940.000 a 853.000 hectáreas.
Estos incrementos son los frutos de los programas de renovación. La cifra récord de 1992 fue el resultado de la siembra de más de 250.000 hectáreas -entre 1988 y 1990-, para introducir la variedad Colombia, como respuesta al paloteo que ocasionó el verano de 1987 en los arboles afectados por la roya desde 1984, cuando apareció en el país.
Todo demuestra que el chillido cafetero siempre estará presente, que es parte de la cultura. Todo el año estuvimos llenos de noticias sobre la profunda crisis del sector que llevó a la promulgación de la ley “de sustentación de precios” como sería la denominación exacta, por cuanto “de estabilización” es cuando los productores aportan en épocas de buenos precios. En este caso, el Estado está aportando los recursos.
Además, se demuestra que la verdadera ayuda a un productor es dándole los incentivos para renovar su cafetal, aumentar la densidad de árboles por hectárea, fórmula segura para que el volumen ayude a amortiguar los ciclos de precios, que siempre estarán presentes.
En caso de existir los auxilios, estos deberían estar sujetos a productividad, que es la forma en que en la que cualquier actividad económica garantiza su subsistencia. Para no ir muy lejos, en café, los competidores de Colombia crecen, con el precio que supuestamente para algunos líderes cafeteros de nuestro país ha sido una ruina, gracias a que la producción por hectárea es mucho más alta. Recordemos que, el ingreso es la multiplicación de precio por cantidad.
Me alegra mucho que el gerente de la FNC afirme que “cerramos con los mejores indicadores de toda la historia”, sabiendo que sus jefes detestan ese discurso, así como le reclaman cuando anuncia que la producción aumentó, convencidos que ese mensaje puede bajar la cotización en bolsa y olvidando que Colombia no representa ni siquiera 10 %.
Parte de lo que también nos ayudó fue el aumento del diferencial, que nada tiene que ver con las bravuconadas con la bolsa, sino por la escasez de café suave, un segmento del mercado, llegando en ocasiones hasta US$0,30.
Como lo informó Roberto Vélez, Centroamérica la región competidora, redujo su producción de 18,5 a 11,66 millones de sacos. La historia ha demostrado que el diferencial solo aumenta cuando el mercado siente que se desabastece. Se nos juntaron los astros, buena producción en Colombia y la desgracia de nuestros vecinos.
Sí vale la pena revisar técnicamente los métodos de cálculo, porque no pueden aparecer de sorpresa, en un solo mes, 800.000 sacos con los que nadie contaba.