Se equivocan tanto los ministros de Hacienda y de Agricultura como el Gerente de la Federación de Cafeteros, al afirmar que la falta de titulación de tierras es un problema de la caficultura, y más aún, cuando mencionan -unos la mitad de los predios cafeteros, otros a quinientos mil productores-, porque sencillamente no es cierto.
Sin duda sí existen predios sin títulos de propiedad, pero con Cédula Cafetera, ejerciendo todos sus derechos como agremiados. Con enorme sabiduría y pragmatismo los estatutos hace varias décadas dispusieron que pueden ser federados los propietarios o poseedores, que tengan al menos media hectárea y 1.500 árboles de café plantados.
En consecuencia, los títulos de propiedad no han sido un obstáculo para recibir todos los servicios, ni para acceder al crédito, que es el argumento que esgrimen quienes desconocen el tema. Hace más de cuarenta años se creó el Fondo Rotatorio de crédito y posteriormente Fogacafé, precisamente para garantizar ante la banca, el otorgamiento de los créditos a los pequeños caficultores.
En la práctica estos pequeños productores, 96% con menos de cinco hectáreas, o 89% menores a tres hectáreas y, 52 % menores a una hectárea, han sobrevivido gracias a los excelentes mecanismos de garantías diseñados, -complementados con el FAG de Finagro- razón por la que los títulos de propiedad no han sido un obstáculo.
Pero piensen en un pequeño propietario que muere, y los hijos quieren un pedazo de tierra, inician un drama, por que no tienen para la sucesión, pero si lo logran, el notario no corre la escritura por cuanto los predios adjudicados son menores al tamaño mínimo de la UAF (unidad agrícola familiar) de cada municipio.
Ni imaginar que en caso de lograrlo requerirían avaluó de el banco y constitución de hipoteca, para finalmente acceder a un cupo de crédito inferior al que obtienen con la ayuda de la federación, y apoyados por los fondos de garantías.
Por estas razones lo que encontramos en el campo es una “Carta Venta”, que no es más que una hoja de cuaderno en la que, a mano, describen los linderos, que respetan y hacen respetar, igual que muchos de los pequeños que realizan compraventa con este instrumento.
Federacafé no se puede dedicar a este esfuerzo, que requiere salvar tantos obstáculos jurídicos y que, seguramente en cuatro años, no se logra ningún resultado. Más de 120.000 cafeteros lograron el ICR (Incentivo a la Capitalización Rural), con créditos certificados por la Federación, para renovar cafetales envejecidos, llevando la producción de siete a catorce millones de sacos, sin necesidad de los títulos; si ahora los ponen como requisito, frenarán el acceso al crédito y a la posibilidad de recibir ayudas municipales y departamentales, así como para el mejoramiento de vivienda rural, por ejemplo.
Esta es la forma práctica como la economía informal soluciona sus problemas; con un gremio que conoce como nadie la problemática, predio por predio y familia por familia, razón por la que la titulación no ha sido un obstáculo insalvable para poseer tierra y cultivar café.
Así, ni hoy ni ayer ha Estado dentro de sus prioridades, pero sí de los legalistas, que generalmente diseñan los obstáculos, o los políticos, que están convencidos que titulando lo que ya es del campesino, van a hacer una reforma agraria.