El presidente Iván Duque ha designado como ministro de Agricultura a Andrés Valencia Pinzón, sin duda un acierto para el sector agropecuario y particularmente para el cafetero.
Conoce muy bien la caficultura ya que, en su calidad de asesor internacional de la Federación de Cafeteros, de donde se retiro para asumir la dirección del Instituto Colombiano Agropecuario - ICA; posteriormente ocupó la representación comercial de los cafeteros en el Asia, para regresar como gerente comercial, cargo que desempeñó antes de asumir la presidencia de Fenavi.
Conoce la Federación, sus dirigentes, las diferentes problemáticas que viven pequeños, medianos y grandes productores, la comercialización, y lo más importante, las enormes oportunidades de nuestro café en el mercado mundial, y particularmente en el asiático donde está el mayor crecimiento para el consumo de café.
Se debe destacar de este nombramiento, que por primera vez en muchos años contaremos en esa cartera con un ministro con experiencia en el comercio internacional, que abra la mente de los agricultores para que entiendan que las grandes oportunidades están en el mercado mundial.
El Ministerio de Agricultura ha estado capturado por la presión política de quienes defienden el pasado, los ineficientes, muchos de los que insisten en producir lo que ya no es viable en Colombia, pero que traen una fuerza que acompañan de cuanto parlamentario se atraviesa, para defender su causa y presionar al Ministro de turno, que generalmente tiene aspiraciones políticas y saben que para sostenerse solo requieren convertirse en abanderados de esas causas, apareciendo muchas veces ante el gobierno como si fueran dirigentes gremiales; abogan por subsidios y protección, condenando al comprador colombiano a consumir productos caros.
De allí que su nombramiento haya generado una polémica -aupada a través de una emisora-, en la que Oscar Gutiérrez representando la Dignidad Agropecuaria salió a descalificar al ministro Valencia, por tener amplia experiencia en negociaciones internacionales y en sectores como el avícola, que ha demostrado su capacidad de crecer y modernizarse, utilizando las ventajas del mercado mundial.
Y mientras tanto, Gutiérrez continúa propendiendo por ayudar a los grandes capitalistas del campo, utilizando a los pobres campesinos para armar pelotera y dar peso político a sus protestas.
Finalmente es la lucha política por pasar dinero de los pobres consumidores a los grandes productores del campo, que no dan el paso a modernizarse -como lo hicieron los avicultores- pero tampoco quieren cambiar de cultivo.
Esta es la bandera que mueve ese brazo del Polo Democrático en la que coincide con la derecha, que antes representaba el Partido Conservador y ahora lidera el Centro Democrático. Gutiérrez es producto de los paros y de los medios, que lo han convertido en un supuesto vocero de agricultores, pero no sabemos quiénes son sus afiliados.
No olviden que después de que paralizó el país, se lanzó a la Cámara de Representantes, como mano derecha del senador Robledo y fracasó rotundamente. Procediendo en consecuencia a inventarse esa institución, pero los medios y la opinión deben saber que más que un gremio, es una figura que creó el Polo Democrático para copar espacios de opinión en el sector agropecuario.
Andrés Valencia deberá contar con un gran respaldo para liderar la modernización del sector agropecuario.