Analistas 22/04/2023

Occidente ayer y hoy

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

En adición a sus conquistas mediterráneas hacia el este, el dominio de Roma se amplió en forma gradual entre el siglo 3 antes de Cristo hasta el 2 después de Cristo hacia lo que hoy es España, Francia e Inglaterra. Cambios drásticos de clima en el siglo 5 y presiones de invasores germánicos, impulsados a su vez por otras sociedades nómadas provenientes de Asia, desembocaron en el colapso del imperio de Occidente y la reducción de la población urbana a niveles insignificantes en la región. Europa se fragmentó con criterios étnicos marcados.

El comercio en el Mediterráneo Occidental se contrajo en forma radical. Hubo esfuerzos serios para recuperar la unidad política en Occidente bajo Carlomagno, a principios del siglo 9, y después bajo Oto el grande en el 10, pero pugnas permanentes de diverso orden fueron obstáculo insalvable. El nivel de vida en la región fue inferior al de China desde el siglo 5 hasta el siglo 11.

El comercio enfrentó obstáculos por la explosión musulmana desde el siglo 7, y por conflictos entre Bizancio y árabes, turcos y kurdos, pueblos bajo presión de los mongoles. Las cruzadas motivaron el mutuo conocimiento de las sociedades. Un conjunto afortunado de circunstancias desató verdadera revolución comercial en el siglo 12. Las ciudades italianas establecieron bases en el mar Negro y el Egeo, con respaldo de poderosas flotas militares. Guerreros franceses en complicidad con Venecia rigieron Constantinopla en el siglo 13.

El mar del Norte se integró con el comercio de bienes suntuosos de proveniencia oriental. Surgieron puertos de importancia en los Países Bajos y Alemania. Floreció el uso de instrumentos para facilitar negocios, como la carta de crédito y la aceptación, y se formaron entidades bancarias, tarea en la cual Florencia y las ciudades de Flandes tuvieron papel notorio; hubo crisis financiera masiva a principios del siglo 13, y después llegó la peste negra a mediados del siglo, que redujo en un tercio la población de Eurasia, pero la recuperación de la sociedad fue rápida, con mayor productividad.

Bajo monarquías hegemónicas en España, Portugal, Inglaterra y Francia, Europa conquistó el mundo por la fuerza entre el siglo 16 y principios del siglo 20, y estableció el tráfico de esclavos africanos hacia colonias en América para trabajar en plantaciones de azúcar, algodón y tabaco. Desde finales del siglo 18 se apoyó en los beneficios económicos de la revolución industrial, que cambió la artesanía por industria y abrió el espacio a innovar en uso de la energía. Hoy Occidente suma más de mil millones de personas; comprende buena parte de Europa, EE.UU., Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Japón, Corea del Sur y Taiwán.

Los horrores de la segunda guerra movieron a Occidente a comprometerse con la defensa de los derechos humanos. Hoy enfrenta problemas por diversidad étnica, cambios laborales por la tecnología, envejecimiento y modelos diversos de Estado, sin consenso de propósitos. Europa ha iniciado un proceso de integración económica incompleto desde 1951. EE.UU., el gran innovador, está fracturado por divergencias éticas. Japón lleva tres décadas de estancamiento.

Latinoamérica, hija de la península ibérica, no ha logrado desarrollo económico pese a grandes transformaciones sociales desde las guerras mundiales. El futuro de Occidente luce incierto. Mientras tanto, China e India evolucionan bajo reglas sociales diferentes.

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