Analistas 22/11/2025

Organización

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

Organizar es poner las cosas como corresponde. Implica reglas, no todas explícitas, y evaluación de cumplimiento de propósito. Desde sus principios la humanidad se ha organizado para subsistir y prosperar. La tecnología ha sido decisiva desde la conquista del fuego, hace 2 millones de años.

En el paleolítico, durante 300 mil años, los hombres cazaban y pescaban, y las mujeres recolectaban. Desde hace 10 mil años, la agricultura permitió acumular producto para asegurar la alimentación, y abrió espacio para que un grupo despojara a otro. Consecuencia natural fue la diferenciación de papeles entre guerreros, sacerdotes, con acceso a los dioses y a las claves de la salud, y la base de la sociedad. La integración de grupos se tradujo en urbes dominantes.

La población humana suma 8 mil millones en la actualidad. El aumento poblacional y la transformación demográfica del último siglo, de población rural prevalente a urbana y tecnológica, han aumentado la densidad de interacciones en los procesos de producción, distribución y consumo, y han abierto el espacio a formas de organización muy diversas.

Ni en lo público ni en lo privado, las organizaciones pueden ser estáticas: el mundo es dinámico. Su diseño debe tener en cuenta la interacción necesaria entre miembros de equipo en cada nivel, con el menor número de niveles posible.

Las organizaciones son frágiles: Aristóteles sostenía que en la ciudad antigua cabían monarquía con posibilidad de volverse tiranía, aristocracia con posibilidad de volverse oligarquía, y democracia con posibilidad de volverse demagogia.

La tarea de construir organización comienza por definir gobierno corporativo, con especificación de valores, propósito, objetivos y estrategias traducidas en planes de acción, que comprenden programas y proyectos, de los que se desprenden procesos y estructura. En la cúpula conviene siempre que haya varias personas, seleccionadas con criterios claros y destrezas diversas. A ella debe subordinarse el director de la organización, que debe presentar propuestas anuales para la revisión integral de misión, estrategias y procesos, en tanto que la evaluación de desempeño de la entidad debe ser trimestral. Las definiciones sobre inversiones deben vincularse a la disponibilidad de flujo libre de caja.

La evaluación del desempeño individual de equipos y miembros de la organización debe hacerse también en forma anual, con papel central para el líder correspondiente y participación activa de otras personas, para complementar la evaluación. Es importante identificar el potencial de cada persona y establecer qué educación adicional requiere para el cumplimiento de objetivos de desarrollo.

Se deben mitigar riesgos: las evaluaciones pueden involucrar propósitos personales del líder o superior directo por encima de los propósitos de la organización, o reflejar astucia del colaborador evaluado para impresionar o proyectar visibilidad.

La organización del futuro depende de lo que se haga en el presente. El procesamiento de información para ejecutar tareas con máquinas transformará el papel de los humanos, y obligará a revisar los criterios para la construcción de organizaciones públicas, con responsabilidades que hoy no están en capacidad de asumir, y privadas, con posibilidades que implicarán serios dilemas éticos. Las soluciones usuales son inadecuadas porque parten del statu quo. Hay que ampliar visión.

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Cultura organizacional