Colombia es gran importador de alimentos, escaso en aprovechamiento de su potencial agrícola, país poco integrado a la economía mundial, con baja relación entre su comercio internacional y su producto interno bruto. No ofrece seguridad: dos tercios del territorio están bajo el control de grupos armados ilegales.

En el ámbito político se argumenta que es necesaria la autonomía alimentaria, se aduce que los trabajadores de la tierra deben ser propietarios y no se toman en cuenta las realidades del mundo, con subsidios y protecciones a la agricultura en países ricos, de carácter político.

El transporte marítimo se ha abaratado en décadas recientes: el país debe diversificar la canasta exportadora; abundan oportunidades de usar mejor la tierra productiva con ese propósito, pero se requiere acertar en políticas públicas.

La tasa de cambio es volátil porque las exportaciones están concentradas en petróleo y derivados, carbón y café, los granos tienen mucho peso en las importaciones, y los precios de todos estos productos son volátiles.

Es posible aumentar exportaciones y sustituir importaciones sin subsidios y protecciones, que inducen uso ineficiente de recursos, con estrategias inteligentes. Es probable que se requiera una transición para evitar efectos nocivos de la volatilidad de la tasa de cambio mientras se logra mayor inserción en la economía mundial.

De otra parte, no hay infraestructura adecuada: las vías terciarias deben mejorarse de manera drástica para facilitar el acceso al mercado. Tampoco hay mecanismos asociativos adecuados para comercializar producción ni para compartir maquinaria. Caben canales cooperativos para evitar abuso de proveedores en circunstancias monopolísticas en estos elementos de la cadena de valor.

Es muy importante la integración vertical hacia adelante: la experiencia de inversionistas brasileños y alemanes en gran escala en los Llanos Orientales ilustra la conveniencia de que la agricultura desemboque en producción de cerdos y pollos y en agroindustria.

El algodón de fibra media puede ser materia prima para hilaza, tejido y confección de precio alto en mercados internacionales con buenos diseños. En general, los productos de mayor valor agregado tienen más estabilidad de precios.

Las perspectivas de la agricultura no son independientes de las políticas económicas generales, y el desempeño agregado. Es muy importante impulsar el crecimiento rápido y sostenido.

El aumento rápido y sostenido del ingreso como consecuencia de apertura comercial, simplificación fiscal, impulso a la formalización laboral y mejor articulación entre gobierno central y regiones, induciría desplazamiento de población rural a las urbes.

En el ámbito rural se reduciría la oferta de trabajo, con efecto positivo en la remuneración y aumento en la productividad. La agricultura no se limitaría a predios grandes: siempre habrá espacio para predios pequeños, intensivos en mano de obra calificada.

Es crucial el desarrollo de variedades adecuadas para la agricultura de precisión, con el propósito de lograr el máximo resultado económico, no siempre asociado a la máxima producción. Un predio puede tener suelo heterogéneo, con vocación de estrategias diversas en plantación, mantenimiento y cosecha.

El agro en Colombia tiene todo por delante, pero requiere contexto apropiado y políticas acertadas. Seguridad es lo primero. Se abre la discusión.