No habrá futuro si no se reduce la desigualdad en el ingreso. Para ello se requiere organizar el Estado, que suma más de 30% del PIB, de manera que sea factor positivo: la distribución hoy es casi igual antes y después de impuestos y subsidios. Muchos elementos de lo público son valiosos, pero las reglas básicas están en manos de un legislador mediocre y no hay partidos políticos.
También se necesita mejorar la calidad da la educación y convertirla en actividad permanente de todos los habitantes del país; este cambio requiere revisar la institucionalidad educativa, formalizar pénsum e incorporar elementos específicos pertinentes para cada región. Además es preciso abrir la mente al mundo más allá de las fronteras; en vez de defender protecciones no arancelarias y ventajas tributarias, los empresarios deben transformar sus cadenas de valor para asegurar su supervivencia en economía abierta y convenir transición; no tiene sentido que la mitad de las exportaciones sea petróleo sin ser país petrolero. Se deben aprovechar oportunidades en actividades con ventajas comparativas para crecer rápido, con articulación adecuada entre gobierno central y regiones. De otra parte, se debe simplificar de forma radical el estatuto tributario y suprimir todo tratamiento excepcional y facilitar la formalización del trabajo. Se requiere comunicación acertada para mostrar el camino.
Las propuestas de campaña de Gustavo Petro no son consistentes con el crecimiento sostenido. Al comienzo ofrecía impulsar una asamblea constituyente sin especificar los cambios que buscaría; quizás concluyó que podría controlar el legislador con la cooptación de otros grupos, y optó por declarar que buscaría más bien el cumplimiento de la carta de 1991 sin reconocer los evidentes defectos, que hacen imposible cumplir sus nobles propósitos.
Tampoco abordó la pésima calidad de la educación básica y media; por el contrario, hizo énfasis en la educación universitaria gratuita para todo aspirante, pese a que sólo un segmento minoritario de la población que comienza la educación media hoy es idóneo para la educación superior. Se comprometió a cerrar la economía, lo cual aseguraría bajas tasas de crecimiento y haría imposible el aumento de recursos fiscales requerido para atender el importante y súbito crecimiento de la malla de protección social existente. Ofreció crecer el Estado para que cobije tareas a cargo del sector privado, lo cual reduciría la eficiencia agregada de la economía por el peso inexorable de la burocracia oficial. Además construyó una narrativa de monopolio del poder en la historia de la precaria democracia de Colombia a lo largo de dos siglos inconsistente con toda interpretación rigurosa, bastante más compleja.
Tendrá el timón de la nave. Se necesita verdadera disposición a revisar propuestas con mente abierta. Las reformas anunciadas no aprovecharán el potencial del país, elemento determinante para mejorar la condición de los más vulnerables. Las tasas de crecimiento del PIB con Estado bien diseñado y políticas públicas acertadas podrían ser 8% por año durante un lustro según los modelos de Fedesarrollo. El aumento de la remuneración al trabajo en términos reales, la reducción de la informalidad, la creación de bases para crecimiento ulterior y, en general, el acierto en el conjunto de medidas a tomar resolvería muchas desigualdades, para beneficio de todos.