El turismo crece en el mundo a tasas importantes. Colombia tiene muchos atractivos naturales, que podrían hacer de esta actividad elemento clave para el desarrollo social y económico. Sin embargo, no hay la convicción necesaria para aprovechar la oportunidad. En general, hay deficiencias de infraestructura y escasa cultura de servicio y bilingüismo. No hay, sobre todo, la seguridad necesaria para la actividad.
En la Costa Atlántica cabe destacar el potencial de Santa Marta, de más de 5.000 kilómetros cuadrados, con litoral extenso, parque nacional en Tayrona, Sierra Nevada al pie del mar con las máximas alturas del país, y escenario maravilloso en la desembocadura del río Palomino. Cartagena, bella ciudad amurallada, es acceso a las islas del Rosario y a Barú. Toda la región tiene potencial, pero se requiere intervención efectiva. San Andrés, isla con playas de ensueño, pero desordenado y con problemas de fragilidad cultural, merece más atención: el país convirtió la isla en punto de contrabando con la fachada de puerto libre, que socavó la ética y la construcción de propósito colectivo.
La Costa Pacífica tiene circunstancias más limitadas: si bien podría ser importante en turismo ecológico, su clima, húmedo y malsano, con malaria endémica, es poco propicio para mucho turismo, pero puede tener el atractivo de su diversidad ambiental.
En el Oriente hay maravillas naturales: se destacan Chiribiquete, las quebradas teñidas en Caño Cristal y otros afluentes del Guaviare., y la biodiversidad de la Macarena La zona más meridional de la Amazonía, cerca de Leticia, también tiene atractivos silvestres, que podrían ser de enorme interés para el turismo.
En el valle del río Magdalena hay una maravilla arqueológica: el Parque de San Agustín, cuyos autores se desconocen; causa asombro por la dimensión y la calidad de las estatuas que contiene.
Aunque las ciudades importantes no son notables por su oferta cultural, podrían organizarse mejor para ser atractivas, con parques y museos, espectáculos diversos, comida sofisticada y buen transporte masivo.
El país tiene el privilegio de clima moderado permanente en mucha parte de su territorio, lo cual puede hacerlo atractivo para visitantes adversos al calor de los veranos y al frío de los inviernos en las latitudes subtropicales. La experiencia de las fincas cafeteras en Quindío pone en evidencia la virtud del clima como atractivo.
Para atraer turismo de ingreso alto en cantidad importante es preciso esbozar un plan de acción y llevarlo a cabo. Tomará una década antes de tener beneficios perceptibles, pero la tarea puede ser elemento clave en cambio de mentalidad para Colombia. Por supuesto, el primer paso es ofrecer seguridad, asunto de todos modos necesario para la agricultura y la minería.
Un gobierno efectivo impulsaría además la infraestructura necesaria y crearía ambiente propicio para la inversión privada necesaria en turismo. No se necesitan ni proceden subsidios, pero sí un escenario apropiado, con régimen fiscal claro y sencillo, reglas laborales que promuevan la formalización en vez de encarecerla, y diálogo en ámbitos regionales entre lo público y lo privado.
Se puede incluso importar profesores de inglés de países pobres para impulsar el bilingüismo, con costo moderado El turismo es solo un ejemplo de espacios no aprovechados.