Estamos en un momento del año en el que regularmente las juntas directivas se aproximan a una posibilidad de renovación y cambio, lo cual es fundamental dada la importancia y protagonismo de las mismas en el sistema de gobierno corporativo de las organizaciones. Conscientes de lo anterior, las empresas, ansiosas de capitalizar el mejor talento humano que aporte al más alto nivel, se encuentran en estos momentos en una búsqueda de las mejores opciones para ocupar estas sillas, proceso en el cual surgen consideraciones cruciales en la conformación de las juntas directivas.
Las compañías buscan en los potenciales nuevos miembros de junta, una mezcla adecuada entre experiencia gerencial y técnica, relaciones interpersonales, reputación, atributos personales o habilidades blandas adecuadas, independencia en el criterio para la discusión y diversidad, entendiendo esta última como la necesidad de contar con un órgano que gracias a la pluralidad de sus miembros, logre nutrir, aportar, supervisar y asesorar de la manera más adecuada a la alta dirección.
Desde el Centro de Estudios en Gobierno Corporativo del Cesa hemos identificado que un aspecto pendiente en los temas de diversidad, es la mayor participación de mujeres en las juntas directivas y en instancias críticas para la generación de valor en las empresas. Hemos estado divulgando de manera activa las cifras al respecto: en nuestro país, por cada ocho miembros de junta directiva hombres, hay menos de dos mujeres que ocupen la misma posición; tenemos emisores de valores sin mujeres en sus juntas directivas y solamente una pequeña minoría se aproxima a juntas directivas balanceadas, en las que cada género cuenta con una participación que fluctúa entre 40% y 60%.
La baja participación de mujeres en las juntas es un gran un problema, ya que las empresas están dejando un gran valor sobre la mesa. Nuestras investigaciones aportan evidencia, que se suma a la que se encuentra en la literatura de economía financiera, sobre el impacto que tienen las mujeres a nivel de desempeño financiero, innovación, transparencia corporativa, sostenibilidad, reputación y construcción de relaciones apropiadas con los diferentes grupos de interés, entre otros. Por estas razones se requieren acciones decididas al respecto, en momentos de renovación de los órganos de gobierno.
Como escuela de negocios, entendemos que esta participación a la que hacemos referencia, no puede suceder desconociendo factores críticos de trayectoria profesional y técnica, reputación, relaciones interpersonales, habilidades blandas y criterio independiente; la propuesta no es que las empresas lleven miembros a sus juntas sin tener estos aspectos presentes.
Por este motivo, hemos trabajado desde hace más de dos años identificando mujeres líderes en el país y reforzando sus conocimientos en gobierno corporativo, liderazgo corporativo y liderazgo femenino; este recorrido nos ha permitido trabajar con más de 120 mujeres que ocupan posiciones relevantes en nuestro sector empresarial, generando espacios de discusión y crecimiento. Es un esfuerzo que realizamos bajo el liderazgo del Cesa, con la participación activa de aliados como Aequales, Andi, el Instituto Colombiano de Gobierno Corporativo, IFC de Grupo Banco Mundial, Deloitte y Page executive.
Esta iniciativa nos ha permitido conformar, junto con Women in Connection (WIC), el Club del 30%, así como Page Executive, un banco de hojas de vida con 150 perfiles que las empresas pueden consultar sin costo alguno, donde se encuentran mujeres que cuentan con conocimientos sobre las buenas prácticas en gobierno corporativo y que representan una inmensa oportunidad para que las organizaciones capitalicen los beneficios que se derivan de la diversidad de género en sus juntas directivas.