El costo de no innovar
Pertenezco a la generación que valoraba el distintivo “Intel inside” al comprar un computador, por lo cual, la noticia del pasado 1 de noviembre, donde se informó que Nvidia reemplazó a Intel en el índice bursátil Dow Jones, me invitó a reflexionar acerca de la pérdida del liderazgo tecnológico de Intel en la industria de los microprocesadores de consumo, y los aprendizajes que podemos extraer de esta historia.
Fundada en 1968 en Mountain View, California, Intel se consolidó como pionera con el lanzamiento del procesador 4004 en 1971, el primer microprocesador de chip único en el mundo. Este avance estableció las bases para la futura arquitectura X86 introducida en 1978. Desde entonces, esta arquitectura ha sido la columna vertebral de los sistemas operativos de los computadores personales, como Windows, y continúa evolucionando hasta hoy con la reciente generación del Intel Core de 14ava generación.
A pesar de la continua innovación y desarrollo, Intel enfrentó una disminución del 30% en las ventas en 2023 comparado con 2021 en sus principales unidades de negocio: microprocesadores para PCs y centros de datos e inteligencia artificial, las cuales representan 54% y 29% de sus ventas respectivamente. En términos de valor de mercado, Intel vio una caída de 44% en el precio de su acción en el último año, contrastando con ganancias significativas de sus competidores: AMD, su histórico rival en microprocesadores X86, aumentó 12%; Nvidia, el ahora líder de la IA, un impresionante 188%; Tsmc, el fabricante taiwanés, y uno de los motivos de la importancia geopolítica de Taiwán, -el otro gran motivo es ser parte de la “primera barrera de islas” para la salida de China al Océano Pacifico-, 78%; y ARM, licenciatario de la arquitectura de los chips de la serie M de Apple, y de los dispositivos móviles Android, 134%.
Una mirada a alto nivel de lo sucedido en Intel nos deja varios aprendizajes:
1. La innovación incremental puede ser insuficiente. Intel ha evolucionado en forma muy significativa el desempeño de los procesadores de la familia X86, sin embargo, esto no fue suficiente para mantener el liderazgo tecnológico en su sector.
2. Los mercados evolucionan y hay que adaptarse para ser relevante en ellos. A pesar de diversos intentos con la arquitectura Atom, Intel se quedó por fuera de un mercado naciente en ese entonces, pero dominante hoy en día, los dispositivos móviles, dejando ese mercado a ARM y Tsmc. Hoy corre el riesgo de quedarse por fuera del mercado de la inteligencia artificial, y es un jugador de menor importancia en el mercado del internet de las cosas.
3. Los modelos de negocio evolucionan y pueden generar ventajas competitivas sustanciales. ARM introdujo al sector el concepto de “Fabless” -sin fabrica-, y se enfoca en el diseño y licenciamiento de los microprocesadores, con una estructura mucho más ágil para la innovación.
La innovación incremental por sí sola no es suficiente. A menudo, los sectores emergentes y los nuevos modelos de negocio, aunque subestimados en sus etapas tempranas, terminan convirtiéndose en elementos esenciales de la industria a largo plazo. En nuestro medio, otro ejemplo claro del costo de no innovar lo hemos visto en el ascenso de los “hard discount” frente a las grandes superficies.