Trump, Musk y la regulación de la IA
La regulación de la inteligencia artificial (IA) es un tema controvertido en el mundo actual debido a su influencia en el desarrollo futuro de nuestra sociedad. Las opiniones están divididas: algunas voces abogan por regulaciones más estrictas, mientras que otras sugieren un marco más permisivo para fomentar la innovación. Las decisiones que adopte el presidente electo, Donald Trump, durante sus primeros días de mandato, serán cruciales para el futuro de la IA.
Aunque el plan de gobierno de la campaña Trump promueve una política de desregulación, declarando: “Derogaremos la peligrosa orden ejecutiva de Joe Biden que obstaculiza la innovación en IA e impone ideas de izquierda radical sobre el desarrollo de esta tecnología. En su lugar, los republicanos apoyan un desarrollo de la IA que se base en la libertad de expresión y el florecimiento humano”, es conocido que Elon Musk, uno de sus asesores más cercanos, ha defendido repetidamente la necesidad de regulación. Un claro ejemplo fue en agosto pasado, cuando expresó su apoyo al proyecto SB1047 de California para regular la IA, afirmando: “Durante más de 20 años, he sido un defensor de la regulación de la IA, igual que regulamos cualquier producto o tecnología que represente un riesgo potencial para el público”.
A medida que pasan los días y se decantan las iniciativas del gobierno de Trump, se confirma el viejo axioma que “una cosa es lo que se promete en campaña y otra las realidades al momento de gobernar”, y la influencia de Musk parece estar llevando a Trump a una posición más equilibrada alrededor de la IA. Una noticia del pasado 26 de noviembre del medio digital Axios indica que el gobierno Trump está pensando en nombrar un Zar para la IA, cuya misión sería “coordinar la política federal y el uso gubernamental de la tecnología” y “concentrar recursos públicos y privados para mantener a EE.UU. en la vanguardia de la IA”.
Hacia el futuro, considero que las políticas del gobierno Trump alrededor de la IA estarán enfocadas en cuatro grandes temas: (i) Uso seguro de la IA: establecer controles para evitar que una superinteligencia se pueda “enloquecer” y tomar decisiones que afecten a la humanidad, lo cual se intentaba cubrir en el no aprobado proyecto SB1047 de California, que obligaba a los desarrolladores de IA, antes de iniciar el entrenamiento de los modelos, a tomar medidas para evitar daños masivos y que adicionalmente permitieran el control humano para el “shut down” del sistema; (ii) Integrar el uso de la IA al Departamento de Eficiencia Gubernamental (Doge, por sus siglas en inglés), para aumentar la eficiencia del aparato federal y combatir el fraude y el abuso en los programas gubernamentales, con énfasis en el fraude en los derechos sociales; (iii) Liderazgo tecnológico: establecer políticas que permitan un desarrollo acelerado de la IA y el liderazgo global de EE.UU., especialmente ante China; y, (iv) Uso militar de la IA: hay insistencia en la creación de un nuevo Proyecto Manhattan (nombre del proyecto para la creación de la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial), esta vez buscando el uso de la IA con fines militares.
De las decisiones de Musk y de este futuro Zar dependerá en buena medida la forma en que como humanidad adoptaremos la IA.