El título de la columna intenta reflejar lo que realmente quiero resaltar. No es otra cosa que la rivalidad entre las agencias de comunicación y publicidad y las consultoras que se están introduciendo de manera intencional y oportunista en nuestro sector. Una rivalidad que va en contra de lo que desean los clientes que trabajan con ambas.
Desde hace algunos años, estas consultoras han ido extendiendo su área de influencia a nuestro sector de actividad, intentando “entender” y con ello cuestionar de manera arbitraria nuestro trabajo, aprovechando un entorno cambiante y una coyuntura que sin duda exigía otras formas de actuación. Y han empezado a cobrar protagonismo y aparentemente ganar credibilidad entre algunos clientes. Sin duda, su “reputación” les ayuda a que se le abran ciertas puertas, que para otros son siempre difíciles de abordar. Suerte que tienen algunos.
Siempre he defendido, que es muy bueno que un tercero, alejado de la realidad del día a día, analice el trabajo que se está desarrollando en un sector determinado; lo que no se está haciendo bien y hay que cambiar, lo que es mejorable, así como también resaltar lo que funciona, aprovechando su experiencia en otros mercados, categorías… Esta actividad diaria frenética en la que vivimos puede requerir y hasta es sano que ocurra, que alguien nos pueda ayudar a “ver el bosque que está siendo tapado por los árboles”. Hasta aquí todos podemos estar de acuerdo. Es algo positivo y necesario y seguro que aparecerán puntos relevantes que nos pueden servir para reflexionar y cambiar.
Sin embargo, en el caso que nos ocupa estas empresas no tienen un afán de “consultor al uso”, que tras un análisis de la situación hace un diagnóstico, acertado o no, da algunas recomendaciones, muchas veces discutibles, basadas normalmente en criterios puramente cuantitativos y…, desaparecen tras recibir importantes cantidades de dinero. En nuestro caso no es así. Su comportamiento es de juez y parte puesto que lo que buscan es dar su criterio y…, concluir aduciendo que tienen la capacidad, experiencia y talento para llevar a cabo el trabajo que realizan las agencias.
Por eso hablo de “agencias vs. consultoras” y no de “agencias y consultoras”. En la segunda acepción hay complementariedad, ganas de mejorar, trabajo en equipo, sumar para lograr los objetivos de los clientes. Por el contrario, en la primera, hay rivalidad, competencia, lucha por apropiarse del negocio “desde la barrera”.
Normalmente se busca la crítica, el cuestionamiento simplista a lo que se hace con un afán de venderse como “los salvadores” y los actores adecuados para asumir un papel para el que sinceramente creo que no están preparados. No tienen el talento necesario. Pero…, “la buena prensa” que tienen les hace que, no sólo se les escuche, sino que incluso se les dé la oportunidad de llevarlo a cabo en algunas ocasiones.
No es miedo a la nueva competencia. ¡Nada más lejos de la realidad! Algo que siempre es sano, enriquecedor y nos ayuda a mejorar. Es competencia en cierto modo desleal, porque suelen entrar en escena asumiendo un rol aparentemente “lícito” y complementario, para posteriormente, una vez conocido al detalle nuestro trabajo y aprender de él, intentar convencer a los clientes de que su “role” cambie y pasen a ser actores en lugar de asesores.
Ojalá que volvamos a la senda de la “suma” para mejorar (agencias y consultoras) y dejemos de lado la estrategia de la apropiación (agencias vs. consultoras).