La primera nevera eléctrica comercializable se inventó en 1918 por la extinta empresa estadounidense, Kelvinator, hoy conocida como Electrolux. Antes de esto, la única forma de mantener refrigerado los alimentos era en “Fresqueras”, eran cavas metálicas o de madera con cubos inmensos de hielo adentro, eran muy engorrosas, grandes y costosas de mantener y solo un puñado de familias podían darse el lujo de tenerlas en casa. Hoy en día, salvo las familias más perentoriamente menesterosas, tienen una nevera en casa. Lo que era un lujo de los acaudalados, hoy es un bien esencial, imprescindible y accesible en la mayoría hogares.
Las neveras nos permiten almacenar alimento por semanas, y mantener la carne, vegetales y leche frescos. Sin las neveras la carne se pudre, los vegetales se secan y la leche se puede convertir en veneno, pues la falta de refrigeración permite el crecimiento de bacterias y la producción de toxinas que pueden causar enfermedades o la muerte.
¿Pero como es posible este milagro moderno? La respuesta está en que hoy tener electricidad en casa, es por mucho más barato que a inicios del siglo XX. Esto parece un sinsentido, pues si ves tu factura eléctrica, es mucho más costosa que la de hace un año y eso nos motiva a querer volver atrás, pero la perspectiva no debe ser ver un año atrás, sino, una o dos décadas, seguramente, hace 20 años, tenías que encender y apagar cada bombilla al entrar a una habitación, pero hoy, puedes usar bombillas ahorradoras y tener varias habitaciones iluminadas al tiempo sin problema.
Antes de las reformas del 1993 y 1995, Colombia sufrió múltiples apagones, dado que el sector eléctrico estaba supeditado al Estado, pero una vez se permite la entrada del sector privado, los apagones generales son una historia para los hijos y nietos, no una realidad. Es ahí donde es importante la perspectiva, antes, estábamos peor y todo mejoró (obviamente no es perfecto) gracias a que empresas privadas están en el juego.
Por todo el país recorre el chisme o la idea (que toma fuerza y se puede volver una realidad) de que la energía está mejor en manos del Estado, pero lo cierto es que no, si se centraliza o nacionaliza el sector eléctrico, de inmediato aparecen la falta de inversión en infraestructura, el mantenimiento deficiente, la mala gestión, la corrupción, el amiguismo, y otros factores que contribuyen a la ocurrencia de apagones en todo el país.
Ahora, ¿Si hay un apagón, podrías comer alimentos frescos cada día solo yendo de tu habitación a la cocina? Seguramente la respuesta es NO, a menos de que tengas una “fresquera” en casa.
El avance energético de Colombia es irrefutable, la cuota de las energías renovables en la oferta energética en el país es la cuarta más grande del mundo, con 75,1% según los datos de Enerdata.net. La cobertura en zonas urbanas es de 99% y en zonas rurales 86%, la calidad del servicio es uno de los mejores de la región. ¡Claro que hay mucho trabajo por hacer y muchos aspectos a mejorar! Pero la solución no está en estatalizar el sector eléctrico o restringir la entrada de nuevas empresas, sino, en liberalizar el sector, disminuir las barreras legales de entrada, permitir que más empresas entren a Colombia y presten sus servicios, la solución radica en darle más opciones a los ciudadanos, no una sola.
Si elegimos el camino de la estatización, volveremos a la edad de piedra.