Imagina que en enero de 2021 pesabas 80 Kg. Luego, en enero de 2022 pesabas 82 Kg. Aumentaste 2 Kg. Ahora, en enero de 2023 pesas 83 Kg. Al compararlo con enero de 2022 solo aumentaste 1 Kg. ¡Has bajado de peso! Pues habías aumentado 2 Kg en 2022 y ahora, en 2023, solo 1 Kg. Lo cierto es que pesabas 80 Kg y ahora 83 Kg. No has bajado de peso, solo ya no aumentas tanto. Lo mismo ocurre con la inflación, pues esta se acumula y solo se compara con el año anterior y no desde su inicio. Así que cuando escuches que los precios bajan, en realidad no están bajando, solo no están aumentando tan rápido. La inflación, al igual que el peso, es acumulativa. Es un proceso de empobrecimiento masivo de todos los ciudadanos.
¿Pero por qué no bajamos de peso? Seguramente ya no estamos comiendo 4 hamburguesas al día, sino 2. Sin embargo, esa grasa se sigue acumulando. Resulta que la grasa que engorda la inflación, en mayor o menor medida, es la cantidad de dinero que circula en la economía. Si vas 3 veces a la semana al gimnasio, pero comes 5 hamburguesas por semana, el gimnasio no servirá de nada, y si continúas yendo 3 días al gimnasio y solo comes 4 hamburguesas a la semana, no engordarás tan rápido, pero igual ganarás peso.
Según los datos publicados por el Banco de la República, en enero de 2022, en el país circulaban $632,2 billones y para enero de 2023 circulan $714,3 billones, que representan un incremento de 12,9% del total de formas de dinero que circula en la economía al cabo de un año (M2). Sin embargo, la producción de bienes y servicios finales de nueva producción (PIB) crecerá entre 8% y 9% en 2022. Es decir, que la diferencia entre el dinero emitido y la creación de nuevos bienes y servicios, es aproximadamente de 3,9% que se transfiere, sumado a los efectos multiplicadores y la coyuntura económica latente, en un incremento en el nivel general de precios, o lo que es equivalente, una pérdida del poder adquisitivo de todos los colombianos que ronda 13,12% para enero de 2023.
Ahora bien, el responsable de la inflación es el Banco de la República, quién ha hecho de todo para ir juicioso al gimnasio y bajar a su meta de IPC 3%. Ha subido la tasa de interés, que es como hacer muchísimo cardio, también ha hecho operaciones de mercado abierto, equivalente a levantar muchas pesas y cuando le dicen que si va a comer más hamburguesas, él dice que no. Pero, afuera del gimnasio, están los amigotes irresponsables, estos invitan al Banco a que coma un par de hamburguesas por el bien de la amistad, algo así como el Ministerio de Hacienda y el Presidente de la República inyectando más dinero a la economía vía subsidios y deuda pública, haciendo que todo el esfuerzo que realiza el Banco Central en la semana de gimnasio se vaya a la basura en unos cuantos días. De nada sirve ir al gimnasio y esforzarse tanto, para luego, ir a comer hamburguesas monetarias que saturan de grasa el sistema circulatorio de la economía, es decir, llenar de pesos el mercado colombiano. La inflación es un fenómeno monetario, que se produce cuando la cantidad de dinero que hay en una economía crece más rápido que la cantidad de bienes y servicios que circulan en ella.
Siguiendo con nuestro ejemplo, subimos de peso, porque comemos hamburguesas más rápido que la cantidad de ejercicio que hacemos a la semana. Para todos los colombianos, es muy difícil soportar las subidas en la tasa de interés de política monetaria, que limitan el acceso al crédito, restringen la capacidad de consumo de las familias, la creación de nuevas empresas y puestos laborales, sumado al incremento en los impuestos, que hacen que tengamos menos alternativas al alcance de nuestros bolsillos, mientras el Gobierno continúa gastando dinero a dos manos.
Debemos entender, no solo los ciudadanos, sino los tomadores de decisión, que la inflación es un impuesto que empobrece a todos los ciudadanos y que afecta mayoritariamente a los más pobres, pues un incremento de 100 pesos le da más duro al que solo tiene 1.000 que al que tiene 10.000. La inflación empobrece y la pobreza mata a los ciudadanos.