El mercado laboral es un mercado movido por empresarios, que están motivados a obtener los beneficios del comercio. Se conforma por dos sujetos, los trabajadores y los empresarios. Los trabajadores están deseosos de ubicarse en un puesto donde puedan prestar sus servicios en función de su experiencia, conocimientos, deseos y ser remunerados por ello; y los empresarios están deseosos de contratar a personas que solucionen los problemas de sus empresas, que sean productivos y maximicen los frutos del comercio.
Este mercado en particular está lleno de incertidumbre, pues hay múltiples empresarios dispuestos a contratar trabajadores que están deseosos de prestar sus servicios, pero un trabajador no se da cuenta dónde lo necesitan y los empresarios no saben dónde buscar a ese trabajador, pues el mercado laboral colombiano está lleno de distorsiones que entorpecen y dificultan la transmisión de las señales que emiten los empresarios y no captan los desempleados. Para que esto no ocurra es necesario y vital que las señales del mercado laboral sean libres, ágiles y flexibles, sin embargo, no hay un mercado más intervenido que el mercado laboral.
En el mercado del pan existen tantos precios para el pan como panaderías y es por esa libertad que cada persona puede elegir libremente dónde y qué tipo de pan prefiere comprar en función de sus ingresos y preferencias, sin embargo, en el mercado laboral, por ejemplo, los altos costos no salariales (49% sobre el valor de la nómina aproximadamente) hacen que sea inviable contratar a determinado trabajador, pues es más costoso lo que hay que pagarle que lo que él puede producir; y es así como los trabajadores más productivos logran encontrar empleo fácilmente, pero los que tienen una productividad más baja; ya sea por falta de experiencia, pocos conocimientos técnicos o limitaciones físicas son condenados al desempleo, al no poder negociar libremente su remuneración en función de productividad. Podría sonar chistoso, pero en Colombia es más fácil establecer y terminar una relación matrimonial que una relación laboral.
Cuando un mercado está altamente intervenido, éste no funciona y termina provocando todo tipo de problemas y desdichas. Al estar tan intervenido y rigidizado el mercado laboral colombiano no es de extrañar que enfrentamos continuamente altas tasas de desempleo, alta informalidad, riesgos continuos de precariedad y pobreza. Es decir, son estas intervenciones y regularizaciones las que impiden que nuestro mercado laboral funcione correctamente.
¿Qué necesitamos?
Necesitamos libertad, es decir, libertad para poder pactar acuerdos mutuamente beneficiosos entre el empleado y empleador, tan simple como que cada trabajador pueda negociar sin restricciones o al menos con el menor número de barreras su actividad, esto involucra tanto salarios como horarios, funciones y limitantes, cláusulas y obligaciones; que no sean dictadas por un ente centralizado, sino, que sea cada trabajador potencial quien decida bajo cuales condiciones está dispuesto a prestar sus servicios.
El mercado somos todos, el mercado no es un ente, el mercado agrupa a todas y cada una de las personas que en la búsqueda de lograr su proyecto de vida, cooperan y coordinan sus esfuerzos día a día para obtener beneficios mutuos. Las personas solemos demandar al Gobierno soluciones a problemas como el desempleo que terminan en peticiones de más de aquello que nos está perjudicando. Si desnudamos el mercado laboral encontramos fácilmente que la solución no es más presencia gubernamental, intervenciones o regulaciones, sino todo lo contrario, cada vez menos de ellas.