En tiempos de incertidumbre electoral y vaivenes políticos en la mayor parte de la región, es bueno reflexionar sobre algunas tendencias que han venido desfilando inadvertidamente frente a nuestros ojos.
América Latina es conocida por su estrecha conexión con el mundo de los commodities: desde el petróleo y los minerales hasta la soya. Tradicionalmente las acciones que representaban a estos mercados eran por tanto mineras, petroleras y, en menor medida, financieras. No obstante, en los últimos 15 años han ocurrido cambios no menores.
La primera ola se produjo en Brasil, con el surgimiento del Nuovo Mercado y el incremento de las acciones expuestas al mercado doméstico. Como resultado, el índice MSCI de América Latina pasó de estar compuesto por una mitad en acciones de commodites y la otra en acciones domésticas, aun 27% en commodities, 68% doméstico, y un 5% vinculado con tecnología.
No obstante, estas cifras esconden una revolución vinculada con los sectores de la nueva economía. Ya sea por el tamaño de las empresas o por su decisión de listar en bolsas del mercado desarrollado donde hay más visibilidad al sector tecnológico, el índice MSCI no recoge su mayoría.
Por tanto, cuando las consideramos dentro del universo de empresas con exposición a la región, el cambio frente al índice es impactante: mientras que el 58% de empresas se encuentra en el sector doméstico, el sector tecnológico ya se encuentra por encima del de commodities (22% vs 20%).
¿Qué efecto ha tenido la pandemia en esta tendencia? La ha acelerado. Se estima que el covid19 adelantó dos años la penetración del e-commerce, hoy equivalente al 8% de las ventas con una proyección de ser el 13% hacia el 2025.
Mercado Libre ilustra el punto. El “Amazon Latinoamericano” nació en Argentina en 1999, cotiza en el Nasdaq, y es la empresa latinoamericana con mayor capitalización bursátil, eclipsando a los grandes conglomerados financieros y las grandes empresas de commodities de la región. A pesar de su importancia, no es parte del índice MSCI y, por lo tanto, los ETFs y fondos pasivos que siguen este índice no tiene exposición a esta empresa.
¿Y qué pasa en los países más pequeños de la región? En el mundo de capital de riesgo ya encontramos algunas empresas andinas financiadas por los fondos más reputados en la industria internacional, como Rappi, y Cornershop (asociada con Uber). Y hay otras que, habiendo nacido en Brasil, su aspiración es convertirse, tal como Mercado Libre, en una plataforma regional, como Nubank, un banco digital que ya tiene presencia en Colombia y México. Su última valoración privada, USD 25 billones, equivale a más de dos veces la de los conglomerados financieros más grandes de la región andina.
Si las historias de Estados Unidos y China sirven de alguna guía, esta revolución tecnológica será cada vez más importante. Estas industrias están expuestas a menores requerimientos de capital físico, retornos crecientes a escala y efectos de red. Esto implica que las tasas de crecimiento pueden mantenerse altas por más tiempo y los competidores tienen un trabajo más difícil para cerrar la brecha. Por ello, en Credicorp Capital Asset Management esperamos que esta tendencia se acentúa hacia el 2025, cuando el sector de la nueva economía representará el 32% del universo mientras que el de commodities se habrá reducido al 12%. Esta tendencia secular sugiere un escenario de mediano plazo prometedor para quien esté expuesto a acciones de la región. Esta ruta no será lineal y la región estará siempre sujeta a volatilidad. No obstante, la hace suficientemente atractiva para considerarla estructuralmente dentro de un portafolio diversificado que busque un crecimiento de su valor en el mediano plazo.