Analistas 05/06/2024

Ingenuos absolutos

Javier Arenas Romero
Director Harmex S.A.

A estas alturas del camino, causa escozor y sorpresa oír o leer a muchos célebres, sabios y veteranos especialistas, enviando y difundiendo cantidad de fórmulas al Gobierno para enderezar el rumbo.

Muchas de estas ideas son acertadas y bien intencionadas para atender la decadente situación económica; reconocer la peligrosa y mal llamada paz total y encontrar fórmulas estatales para atacar la injusticia y la corrupción que acaban con las diezmadas esperanzas democráticas. ¡Qué incautos!, ingenuos absolutos.

¿De dónde creemos que el presidente y su gobierno buscan el progreso, el desarrollo o la estabilidad democrática de Colombia?

Nos perjudica pensar con el deseo. La inmensa mayoría todavía cree en la figura presidencial como símbolo de honorabilidad y unidad nacional, con la obligación de garantizar los derechos y las libertades de los colombianos. Sin embargo, estamos obrando en conjunto, como si desconociéramos que esas inspiradoras virtudes poco o nada le importan a Petro.

Esta claro que este gobierno se inspira en el fallido experimento social llamado comunismo, que impulsó con barbarie y terror el verdugo Vladimir Ilich, alías Lenin, en la Urss a inicios del siglo XX. A este personaje se le atribuye un plan de exterminio de más de siete millones de personas, para imponer el viciado modelo revolucionario marxista leninista de 1917 a 1927 y algunos años más.

La verdadera historia soviética confirma que el socialismo no funcionó, pero destruyó sistemáticamente el orden económico y social europeo, asesinando al opositor, al pueblo que se resistía. Millones de personas terminaron en fosas comunes, tal como ocurrió posteriormente con el holocausto llevado a cabo por los socialistas nazis.

Petro ha sido, es y será un artífice de la profundización de la herejía y degradación comunista en América Latina, al pasar de desadaptadas ideologías de intelectuales europeos a vulgares revolucionarios sin formación, llenos de ambición por el dinero, navegantes de corrupción en nombre del pueblo. Petro cree y por consiguiente confía en los grupos de narcos y matones, en la anacrónica guerra de clases, en la dictadura del victimismo y en el renacimiento de una utópica sociedad igualitaria que dará sus frutos con el origen de un nuevo orden, aunque deba entrar en guerra con la naturaleza humana.

Desdichadamente, mientras nos distraemos elucubrando sobre posibles problemas de conducta del presidente, sus asesores, arquitectos solidarios de la debacle, están destruyendo y debilitando metódicamente la institucionalidad del país. El presidente cumple a cabalidad el plan secreto y clandestino por el que se postuló y fue elegido; no cabe la menor duda, como lo dice Goethe, que “ve en el mundo lo que lleva en el corazón” sin que le de un ápice de vergüenza mostrar la distancia abismal entre ideales y logros.

No es el camino continuar esperando a ver qué pasa. Es imperativo entender la magnitud de la amenaza que enfrentamos, de la imposición del comunismo a toda costa sobre la democracia. Una tendencia difícil de enfrentar si continuamos con actitudes tibias y conformistas. Algo diferente debe ocurrir para salir de esta encrucijada. Debemos estar preparados para rodear y apoyar a quien o a quienes ofrezcan la posibilidad de reconstruir lo que se está derrumbando.

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