Analistas 30/05/2023

¿Huevos en la misma canasta?

Javier Tovar Márquez
Profesor Inalde Business School

Entre expertos de finanzas personales, es común escuchar frases como: no debemos poner todos los huevos en la misma canasta, la clave está en ahorrar, se deben controlar los gastos hormiga, entre otras. Sin embargo, esa no es la raíz principal del problema y se hace necesario explorar soluciones concretas y de largo plazo.
Quienes trabajamos a diario conceptos financieros en la toma de decisiones empresariales, sabemos que detrás de una buena decisión hay muchos años de experiencia, de conocimiento y, aun así, nos equivocamos. Por eso, es fundamental dar una mirada más profunda al concepto de finanzas personales, no solo desde el número sino también desde estrategia.

Mi primer consejo: hablar de finanzas personales es establecer de manera clara nuestros objetivos, saber qué queremos, pero también cómo lo queremos llevar a cabo. Establecer objetivos es fundamental antes de hacer cualquier medición financiera ya que tenemos un punto de contraste y, por ende, de ajuste ¿Por qué, si las empresas lo aplican, no hacerlo con nuestra propia vida? Los objetivos no son estáticos; cambian a lo largo del tiempo y se deben construir y reformular de acuerdo con nuestra realidad. Hace un tiempo, una persona sola y con 80 años estaba dispuesta a vender su casa para hacer una inversión cuyo retorno solo se daría ¡hasta dentro de 7 años! Podemos llegar a ser muy irracionales y a llenar de sesgos nuestras decisiones. Alcanzar, por ejemplo, una vida de retiro en paz y saber cómo construirlo también es hablar de finanzas personales y, sobre todo, de estrategia.

Para saber que tan bien están nuestros objetivos y contrastarlos con nuestra realidad valdría la pena preguntarnos si hemos realizado en nuestra vida algún ejercicio de planeación estratégica personal y de finanzas personales para lograr nuestros objetivos de corto, mediano y de largo plazo. Si muchas cosas no salen como queremos, es probable que el problema no sean los huevos ni las canastas sino de establecer prioridades que van más allá del saldo en los bancos.

Mi segundo consejo es entender que nuestras finanzas personales son personales y, por ello, no es una buena decisión compararlas de manera recurrente con las de otros. Hace poco, mi hija nos preguntó si éramos ricos o pobres; la respuesta de mi esposa me sorprendió: si nos comparamos con Georgina, la esposa de Cristiano Ronaldo, seríamos pobres y nos sentiríamos realmente miserables. Pero es una realidad distorsionada ya que por el contrario, disfrutamos mucho de lo que tenemos y lo que hemos construido. Las finanzas personales son buenas cuando, además de contar con un saldo en el banco que nos permita tener una vida digna, disfrutamos lo que hacemos, tenemos salud, tiempo para nosotros y para quienes nos importan. En síntesis, el número debe traducirse en verdadera felicidad.

Mi tercer consejo es no arriesgar nuestro patrimonio en inversiones que desconocemos. Estar en muchas cosas al tiempo puede hacernos ver interesantes, pero también dejarnos en la bancarrota más temprano que tarde. Para entender este último punto es importante aprender a no sentirnos mal por hacer una sola cosa, sin querer decir que hacer muchas esté mal. Lo importante es saber dar los pasos. Eso sí, antes de pensar en diversificarnos, lo importante es enfocarnos y marcar la diferencia.

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