Como consecuencia de lo vivido en los dos últimos años debido a la pandemia del covid-19 y haciendo uso del espíritu vanguardista que las caracteriza, las empresas de tecnología han buscado modelos híbridos para que sus empleados pueden trabajar desde su casa parcial o totalmente. La respuesta a esta nueva modalidad de trabajo híbrida de parte de los empleados es bastante positiva y cada vez hay más gente enfocándose activamente en buscar como continuar trabajando de forma remota. Esto se observa con mayor preponderancia en un sector de la población económicamente activa que hizo parte de la llamada “Gran Renuncia” durante la cual millones de personas renunciaron a trabajos inflexibles y mal pagados.
Los meses durante los cuales muchos lugares de trabajo como oficinas y fábricas estuvieron cerrados, permitieron que las empresas experimentaran de manera acelerada con el concepto de un mecanismo de trabajo colaborativo digital. El resultado de estos experimentos ha generado la transformación de espacios de trabajo y la flexibilización de horarios y requerimientos de asistencia presencial. Muchas empresas han tomado la decisión de transformar un sinnúmero de puestos de trabajo que antiguamente requerían la presencia física del empleado en la oficina, en puestos remotos o híbridos, particularmente en funciones como tecnología de la información, finanzas y recursos humanos. Existe suficiente evidencia que los empleadores puede conseguir los mismos resultados en un modelo híbrido comparado con uno 100% presencial con ventajas evidentes para el empleado que incluyen una mejor conciliación con su vida personal y ahorro en tiempo en desplazamientos.
Los detractores del trabajo remoto señalan que los empleados nunca serán igualmente productivos a distancia y según estudios recientes también parecieran volverse menos creativos aduciendo que las reuniones por videollamada para pensar en conjunto en nuevas ideas son menos efectivas que las presenciales. Los investigadores afirman que la pantalla reduce el enfoque cognitivo de los comunicadores, que se enfocan en su interlocutor y divagan menos, volviéndose menos creativos.
Como alternativa a llamar de nuevo a los empleados a trabajar de manera presencial, algunas empresas que han sentido el impacto del trabajo remoto y asincrónico en la productividad de sus empleados han empezado a implementar plataformas tecnológicas de medición y control conocidas jocosamente como Bossware. Estas aplicaciones de software incorporan algoritmos de inteligencia artificial (IA) y permiten medir la productividad de los empleados, registrando pulsaciones de teclas y movimientos del “mouse”, tomando capturas de pantalla e incluso tomando fotografías periódicamente sin que los empleados lo sepan.
En el otro extremo del espectro se encuentra Elon Musk, uno de los más importantes emprendedores en tecnología de la historia, fundador de empresas como Tesla y SpaceX, que esta semana comunicó a sus empleados un mandato categórico de asistencia presencial de al menos 40 horas a la semana. Para los que conocen a Musk, con su estilo exigente de administración, esta directiva no es una sorpresa. Se han escrito cientos de historias sobre cómo Musk se caracteriza por dar ejemplo de trabajar duro, celebrar reuniones nocturnas, enviar correos electrónicos en todo momento e incluso como en 2018 pasó meses durmiendo en una fábrica de Tesla para dar ánimo y ayudar a aumentar la producción de sus vehículos eléctricos en un momento crítico para la compañía.