Hoy en día hay dos principales problemas con las redes sociales, los cuales están estrechamente interconectados: la censura y a la protección de datos que tienen las plataformas centralizadas. A pesar de que no es un tema nuevo, es importante resaltarlo. Hace unos años gracias a que se hizo público lo que la empresa Cambridge Analytics hacía con los datos de los usuarios de Facebook, el mundo se dio cuenta de cómo las empresas de tecnología utilizan nuestros datos privados, lo que ha llevado a que muchas personas se cuestionen su uso de estas redes sociales. Sin embargo, a pesar de estos problemas, la gente sigue usando estos servicios porque valoran la experiencia del usuario y de alguna manera el valor que ofrecen de hacernos sentir conectados e informados opaca los riesgos a los que nos exponemos.
Recientemente y en particular luego de la llegada de Elon Musk al comando de la compañía, ha sido notoria la cantidad de usuarios de Twitter que se han quejado acerca de sus políticas rigurosas y la forma, en ocasiones cuestionable, en que se realizan las suspensiones de cuentas. Es innegable que determinar la línea que separa lo correcto de lo incorrecto es un desafío, no obstante, también es cierto que un mecanismo de comunicación masiva debería ofrecer una multiplicidad de opciones para todos los gustos.
Hace unos meses han empezado a surgir alternativas a Twitter que incorporan el concepto de descentralización y se presentan como una alternativa para aquellos que están descontentos con la plataforma del pájaro azul. Mastodon es una de las más populares y se distingue por ser una red social de código abierto, descentralizada y libre de publicidad. A diferencia de plataformas como Twitter, Facebook o Instagram, Mastodon no es manejada por una única organización o persona y al adoptar un modelo descentralizado, permite a los usuarios tener mayor control sobre sus datos y la forma en que son utilizados.
En lugar de depender de una única entidad centralizada para gestionar su información, los usuarios pueden interactuar directamente con otros usuarios, sin la intervención de intermediarios que puedan acceder a sus datos sin su consentimiento y se quitan la preocupación por la censura o la eliminación de contenidos que no cumplen con los criterios de una única organización.
En el mundo comercio electrónico, la situación no es diferente a lo que pasa en las redes sociales. Las plataformas centralizadas como Amazon, Mercado Libre, etc. ejercen un control desmesurado, obligando a las marcas a pagar tarifas exorbitantes, que en ocasiones ascienden a 30% por cada venta, para acceder a sus “propios” clientes, que al final no pertenecen a las marcas sino a la plataforma detrás del mercado, al igual que les impiden que conozcan quiénes adquieren sus productos y realicen campañas específicas para direccionar las ventas a las páginas de sus tiendas. Con el uso de una plataforma de comercio abierto usando tecnología descentralizada, se devuelve el poder a las marcas y a los vendedores, al tiempo que se proporciona visibilidad sin precedentes a lo largo de la cadena de distribución.
Mas allá de ser el alma de la industria de las criptomonedas, la cual anda de capa caída por estos días, la tecnología subyacente de “blockchain”, descentralizada por definición se ha vuelto cada vez más importante al ser un mecanismo ideal para solucionar los problemas antes mencionados que aquejan a las redes sociales y al comercio electrónico al restaurar la privacidad, la transparencia y el control de los datos a los usuarios.