Analistas 17/12/2022

Imaginación artificial

Javier Villamizar
Managing Director

Es innegable que la Inteligencia Artificial (IA) está cambiando muchas cosas, una de ellas es la forma en que escribimos y nos comunicamos. La semana pasada, la empresa OpenAI abrió el acceso a ChatGPT, una herramienta de lenguaje natural impulsado por IA que interactúa con los usuarios de una manera inquietantemente convincente y conversacional. Su capacidad para proporcionar respuestas complejas, extensas, reflexivas y exhaustivas a preguntas e indicaciones, incluso si son inexactas, ha generado revuelo en los círculos académicos de la tecnología.

La plataforma está basada en el modelo de lenguaje GPT-3 (Generative Pretrained Transformer 3), que es uno de los más grandes y avanzados del mundo. Fue creada en 2018 con la visión de ser capaz de generar texto coherente y natural a partir de preguntas específicas.

ChatGPT fue diseñado para facilitar la interacción humano-computadora a través del lenguaje natural. Esto significa que se puede utilizar para crear conversaciones auténticas y naturales con un computador de manera similar a como lo haríamos con otra persona. Cuando se le presenta una entrada de texto, analiza el contenido y utiliza su conocimiento previo para generar una respuesta coherente y relevante. Lo que distingue a ChatGPT de otros modelos es su capacidad de responder de forma más natural y fluida, como lo haría un ser humano. Esto se logra mediante el uso de una red neuronal profunda que ha sido entrenada con una gran cantidad de texto sacado del internet.

ChatGPT ha generado mucho interés en el mundo debido a su capacidad para simular conversaciones humanas de manera convincente y al hecho de que esta herramienta esté disponible en línea y de forma gratuita (chat.openai.com)

ChatGPT tiene la capacidad de generar respuestas creíbles y bien articuladas incluso cuando se le dan instrucciones o se le hacen preguntas complejas o fuera de contexto, lo cual lo convierte en una herramienta muy útil para el periodismo, permitiendo, por ejemplo, la creación de entrevistas imaginarias con personajes históricos o con personas que ya no están disponibles para una entrevista en persona. Igualmente puede ser utilizado para generar contenido y noticias automáticamente, analizar grandes cantidades de datos y encontrar patrones interesantes, o incluso para entrevistar a fuentes de manera más eficiente. Un escritor de noticias puede utilizar ChatGPT para generar un borrador de una historia a partir de un resumen breve de los hechos relevantes. Una vez que el escritor ha revisado y editado el borrador generado por ChatGPT, puede utilizar la herramienta para ayudarlo a completar el texto final, añadiendo detalles y enriqueciendo la historia con citas y perspectivas adicionales.

Uno de los principales argumentos en contra del uso de herramientas de Inteligencia Artificial (IA) como ChatGPT es que al poderse generar contenido de manera rápida y eficiente, se reduciría la demanda de trabajadores en estas áreas. Que el contenido que consumimos a diario provenga en un mayor o menor porcentaje de máquinas inteligentes puede tener un impacto negativo en su calidad y diversidad, ya que la IA no pareciera tener (por ahora) la misma capacidad creativa o empática que un ser humano.

El uso de estas tecnologías también plantea temas complejos relativos a la privacidad y la seguridad de los datos generados. Al ser herramientas desarrolladas por compañías privadas, puede haber preocupaciones sobre el uso y la protección de la información generada, así como el riesgo de perpetuar los sesgos y difundir información errónea. (* esta columna fue escrita en un alto porcentaje por ChatGPT)

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