Analistas 03/10/2013

Menos piano y ballet, más programación

Javier Villamizar
Managing Director

En Estados Unidos y en algunos países europeos existe hoy un fuerte movimiento de opinión organizándose para influir en los programas educativos de manera que la programación de computadores tenga un papel más protagónico en ellos. Íconos de la industria de la computación como Bill Gates, Mark Zuckerberg y Jack Dorsey han manifestado públicamente su apoyo la asociación sin ánimo de lucro “Code.org” que persigue crear conciencia a nivel de alumnos y profesores sobre las inmensas posibilidades que ofrece la enseñanza de la programación en las escuelas primarias y secundarias.

Aunque el interés de los dueños de Facebook, Microsoft, Google o Twitter podría simplemente estar ligado a la creciente necesidad de talento informático que sus empresas tienen actualmente, la idea de volver la programación una asignatura escolar podría traer beneficios para otras empresas y ámbitos de la sociedad. No se trata de construir una sociedad de programadores, sino de modificar los currículos escolares para que estén en sintonía con la realidad actual, como lo expresó el profesor de la “ Open University”  británica: “Enseñamos física básica a los niños, no con el objetivo principal de educar físicos si no porque todos ellos viven en un mundo gobernado por sistemas físicos. De la misma manera, todos los niños deberían aprender un poco de informática desde temprana edad porque van a vivir en un mundo en el que la computación está en todas partes.”

La introducción de computadores y tabletas, así como del acceso a internet en los salones de clase debe manejarse de una manera muy delicada. No se puede caer en el error de que los niños en edad temprana simplemente vean la tecnología informática como una herramienta de consumo, y pierdan de vista el potencial que tiene como herramienta de creación e innovación. La introducción de estas tecnologías en el aula requiere que el profesorado entienda el valor de enseñar programación y el valor que tiene enseñarle a un niño a ser un desarrollador de programas en lugar de ser un simple usuario de ellos.  Los padres en la mayoría de los casos tienen una visión distorsionada de lo que sus hijos conocen en materia de informática y tienden a asumir que sus hijos saben de computadoras solo porque utilizan laptops y tabletas o porque están conectados todo el día. 

La enseñanza de la metodología de la programación, así como su rigurosidad, hace que los estudiantes desarrollen disciplina para enfrentar problemas complejos de forma sistemática, por niveles de abstracción, de una forma parecida a cómo el estudio del latín promovía el razonamiento lógico y sistemático en los alumnos del siglo pasado. 

En el ámbito de los idiomas, hoy en día se da como un hecho que el aprendizaje del inglés es fundamental para garantizar la competitividad de nuestros profesionales en el campo laboral tanto nacional como global. Si las predicciones de Goldman Sachs son ciertas y China supera a Estados Unidos como la principal economía del mundo en 2027, es evidente que el dominio del mandarín, al igual que la programación se convertirán en una herramienta muy deseada por los empleadores a nivel mundial. Pioneros de la educación a distancia como la BBC, han empezado a introducir programas para la enseñanza del mandarín en su programación diaria, haciendo un llamado a los niños a estar preparados para una economía global dominada por China. 

Aplicando conceptos básicos de economía, en una sociedad donde la demanda por profesionales entrenados en programación y con conocimiento de mandarín se proyecta en asenso para los siguientes 10 años, y la oferta de los mismos hoy en día es limitada por no decir escasa, es claro donde debemos invertir para garantizar un futuro mejor o al menos con mas oportunidades para nuestros hijos.