Analistas 26/10/2024

“Otro que muerde el polvo”

Javier Villamizar
Managing Director

En el mundo de la tecnología, mantenerse en la cima durante décadas es una tarea titánica. La historia está llena de ejemplos de gigantes que alguna vez dominaron sus sectores y que, por diversas razones, terminaron cediendo su liderazgo a nuevos jugadores.

Motorola fue pionera en la telefonía móvil, pero no pudo mantenerse al día con la velocidad de innovación de empresas como Apple y Samsung. Nokia, que en su momento parecía invencible, se desmoronó cuando llegó la era de los smartphones. Yahoo, una de las primeras plataformas de internet, perdió relevancia frente a Google y Facebook. Y ahora, parece que Intel se une a esta lista de gigantes que han “mordido el polvo”.

Intel, durante muchos años, fue sinónimo de poder de procesamiento en la industria de los semiconductores. Dominaba el mercado de chips para ordenadores personales y servidores, y parecía imbatible. Sin embargo, los tiempos han cambiado, y la nueva ola de innovación está siendo impulsada por la inteligencia artificial (IA), un área en la que Intel ha sido superada, de forma contundente, por Nvidia.

Hace no muchos años, Nvidia era conocida principalmente por sus tarjetas gráficas para videojuegos. Intel, por su parte, tenía el poder y los recursos para adquirir esta empresa en un momento en que su valor de mercado era mucho más bajo.

Sin embargo, esa compra nunca ocurrió. Hoy, con el auge de la IA y la necesidad de chips diseñados específicamente para las complejas tareas de procesamiento que requiere, Nvidia ha tomado la delantera y se ha convertido en el proveedor clave de hardware para estas aplicaciones. Intel, que durante años lideró en el mundo de los chips, parece haber perdido su oportunidad.

Parte del problema radica en los cambios en la gestión de Intel a lo largo de los años. Las decisiones estratégicas y los cambios de liderazgo han tenido un impacto profundo en la capacidad de la empresa para innovar.

Brian Krzanich, quien fue CEO de Intel hasta 2018, enfrentó críticas por no haber sabido anticipar el auge de los chips dedicados a la IA. Luego, Bob Swan, quien asumió el cargo de CEO tras la salida de Krzanich, tampoco pudo guiar a la compañía hacia una estrategia clara en el campo de la IA. A pesar de las esperanzas depositadas en Pat Gelsinger, el actual CEO, Intel sigue luchando por recuperar su posición en un mercado que ahora está definido por la inteligencia artificial.

El liderazgo y la toma de decisiones dentro de una empresa de esta magnitud son cruciales. En el caso de Intel, la falta de una visión coherente en cuanto a la importancia de la IA, sumada a una cultura corporativa que algunos describen como lenta y burocrática, han sido factores determinantes en su caída.

Mientras que Nvidia ha estado encabezada por un visionario como Jensen Huang, que supo ver el potencial de los chips gráficos más allá de los videojuegos, Intel ha carecido de una dirección similar en los últimos años.

En última instancia, la historia de Intel es una advertencia sobre cómo incluso los gigantes más grandes y establecidos en la tecnología pueden caer si no logran adaptarse a las nuevas olas de innovación. La inteligencia artificial ha cambiado las reglas del juego, y empresas como Nvidia, que han sabido posicionarse a tiempo, son las que ahora lideran.

Mientras tanto, Intel, que una vez pudo haber comprado a Nvidia, se encuentra en la difícil posición de intentar ponerse al día en un mercado que ya no lidera. Como otros antes que ella, Intel ha mordido el polvo, al menos por ahora.

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