El elegido
miércoles, 26 de noviembre de 2025
Jerome Sanabria
Después de un empate en la Sala Plena de la Corte Constitucional, la decisión final sobre el futuro de la reforma pensional quedó literalmente en manos del azar. Y, por cuestiones de suerte (¿o de mala suerte? Aún no lo sabemos), el sorteo arrojó el nombre del abogado Carlos Pablo Márquez Escobar como el elegido para resolver lo que ni el Gobierno ni el Congreso, ni los propios magistrados pudieron definir.
La historia comenzó con la recusación que presentaron Daniel Briceño y Paloma Valencia contra el magistrado Héctor Carvajal, quien había sido abogado de Petro y trabajó para Colpensiones. La Corte aceptó el impedimento y Carvajal salió del caso. Con él fuera, quedaron ocho magistrados… y llegó lo inevitable: un empate. Vladimir Fernández, Natalia Ángel, Juan Carlos Cortés y Miguel Polo Rosero votaron a favor de la reforma.
Ese bloqueo activó un mecanismo poco conocido por la ciudadanía: el sorteo de un conjuez. La Corte tomó la lista anual de 18 juristas destacados -conformada por recomendaciones de magistrados, exmagistrados y académicos- y como en un sorteo de balotas, extrajo el nombre de Márquez Escobar, quien definirá el futuro pensional de todos los colombianos.
Es paradójico, y hasta inquietante, que una decisión de semejante calibre termine dependiendo de un sorteo. Pienso en el conjuez Márquez y no quisiera estar en sus zapatos. Amaneció creyendo que sería un día cualquiera, y al final de la tarde descubrió que la decisión política más importante del Gobierno Petro recaería sobre él.
La pregunta inevitable es: ¿cómo es posible que el futuro pensional de todos los colombianos y de las futuras generaciones dependa del azar de un sorteo?
No se está jugando el futuro de una ley cualquiera. Se trata de una ley que, de aprobarse, le entregará en bandeja de plata $525 billones de pesos al gobierno para que los use como quiera, y mejor para Petro: en plena época electoral. Una ley que, además, condenará a mi generación y a las venideras a no pensionarse.
Si tumba la reforma, protegerá el ahorro de millones, pero Petro lo señalará como el responsable de impedir que millones de adultos mayores reciban un bono pensional. Si la salva, será celebrado por el gobierno, pero cargará con el peso de condenar a mi generación -y a las que vienen- a un sistema pensional financieramente inviable y profundamente injusto.
Y aunque su trayectoria muestra a un jurista liberal, defensor del libre mercado -algo que encuentro profundamente valioso- no deja de inquietar que su nombre en la lista de conjueces haya sido propuesto por el magistrado Miguel Polo Rosero, uno de los que votó a favor de la reforma.
En las próximas semanas veremos al presidente Petro intensificar sus ataques contra la Corte -ya los ha hecho antes, acusándola de ser un obstáculo para el “cambio”- y no sería extraño que intente convertir al conjuez en su nuevo blanco político. Por eso este momento exige que arropemos al conjuez Márquez, para que decida sin miedo y que falle en derecho.
Hoy, más que nunca, les pido decir: Corte, en ti confío.