Imprimir pobreza
martes, 3 de septiembre de 2024
Jerome Sanabria
Cuando pensamos que lo habíamos visto todo, el Gobierno revive la desastrosa idea de emitir dinero sin control para reparar a las víctimas del conflicto. Es sorprendente que la experiencia de otros países latinoamericanos no nos haya enseñado que imprimir dinero equivale a imprimir pobreza.
Hace pocos días, el Presidente lo propuso para indemnizar a aproximadamente 10 millones de víctimas. Según la Contraloría, la deuda asciende a $334 billones, lo que equivale a 67% del presupuesto general de la Nación para 2024. La cifra es colosal. Petro sugiere que, al menos durante los próximos 15 años, el cupo anual de emisión del Banco de la República debería destinarse a la reparación de víctimas en lugar de al sector financiero. Pero esta propuesta es un disparate. Es una irresponsabilidad que un mandatario sugiera emisión de dinero sin respaldo como una medida de “justicia social” sin considerar las consecuencias económicas.
Emitir dinero sin respaldo significa aumentar la cantidad de dinero en circulación sin incrementar la cantidad de bienes y servicios disponibles en la economía. Esta impresión de billetes suele hacerse para cubrir déficits o financiar proyectos del gobierno, en este caso, para indemnizar a las víctimas. Es un disparate porque provoca inflación: el dinero se devalúa, lo que hará que los ciudadanos podamos comprar menos cosas con la misma cantidad de dinero. Además, genera desconfianza en la moneda, espanta a los inversionistas y afecta el comercio. Al final, se desata un espiral sin retorno. A medida que la economía se deteriora, el gobierno se ve obligado a emitir más dinero para intentar solventar las deudas. Esto se traduce en imprimir pobreza.
Esto no es una simple teoría económica, ni algo ajeno a nuestra realidad. En Venezuela en 2018 se vieron los efectos más fuertes de la emisión sin control. Los venezolanos sufrieron una inflación del 1.000.000%. Esto condenó a la población a que sus salarios y pensiones no alcanzaran para nada. ¿Queremos llegar a eso? Lo dudo.
Como consecuencia de, entre otras cosas, financiar déficit fiscal imprimiendo billetes, algunos países latinoamericanos tuvieron que hacer reconversión monetaria y cambiar su moneda. Entre los 70 y los 90, Argentina, Perú, Brasil y Chile experimentaron inflaciones desorbitadas. Veamos dos ejemplos: Brasil tuvo una inflación de 14.500% en 1990, y su moneda, el ‘Cruzeiro’, fue sustituida por el ‘Cruzeiro Nuevo’, equivalente a 1.000 Cruzeiros. Esta medida fue insuficiente, y en 1993 se introdujo el ‘Real’. Perú, por su parte, sufrió una inflación de 7,495% en 1990, y el ‘Inti’ perdió completamente su valor, lo que dio lugar al ‘Nuevo Sol’, equivalente a 1 millón de intis. Así se devaluada está la moneda.
Este es solo uno de los muchos efectos negativos de la emisión excesiva de dinero. Esperemos que nuestro mandatario deje de lado el populismo y la irresponsabilidad económica, y se enfoque, por una vez, en el verdadero bienestar de la economía colombiana. Emitir dinero es imprimir pobreza.