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Me les salí del libreto

Jerome Sanabria

El viernes 16 de agosto en NoConMiAhorro radicamos una demanda contra la reforma pensional ante la Corte Constitucional. Me hace feliz porque es la primera demanda que escribo, pero también he sido objeto de críticas en redes sociales por mi edad, mi género, mi estrato socioeconómico, mi forma de hablar y hasta por mi forma de vestir.

En la demanda exponemos que la reforma pensional nos quita la libertad de elegir sobre nuestros ahorros, trata de forma desigual ante la ley a los damnificados por el pilar semicontributivo y empeora la situación de los afiliados que no entran en el régimen de transición. Además, argumentamos que el pilar semicontributivo es una expropiación al ahorro de las personas que no logran obtener una pensión, la mayoría de ellas pertenecientes a estratos bajos. Me parece injusto que una persona que ha cotizado durante muchos años, en lugar de recibir su ahorro con rendimientos, esté obligada a aceptar una renta vitalicia irrisoria, que además se recibirá tres años después de cumplir la edad pensional y no es heredable. Esto es, sin duda, un asalto.

Mis argumentos han generado revuelo en redes sociales, ya que a los defensores de la reforma pensional les cuesta aceptar que ésta perjudica a los más pobres. Aunque ofrece un subsidio para quienes nunca cotizaron, se apropia del ahorro de 80% de los afiliados que no cumplen con las semanas requeridas. No comprenden que quienes criticamos la reforma lo hacemos precisamente porque estamos a favor de los más pobres. En mi caso, en favor de la gente de mi comunidad, de mis vecinos. Aquí surge la primera crítica: algunos piensan que, por vivir en un barrio de estrato 2, debería apoyar los proyectos del gobierno, pero no entienden que esta reforma empeora nuestra situación.

La izquierda ha construido un libreto, un estereotipo, en el que parece lógico que ciertos grupos en la sociedad -los jóvenes, las mujeres, los pobres, entre otros, a quienes llaman “los menos favorecidos”- apoyen siempre sus proyectos. Sin embargo, cuando una joven de 18 años, que vive en estrato 2, presenta una demanda contra la reforma pensional, dicen que está siendo instrumentalizada. Me descalifican porque, a mi corta edad, me atrevo a radicar una demanda. Para ellos, parece inconcebible que una persona joven pueda pensar por sí misma.

Me acusan de defender a las élites, cuando lo único que hago es defender el derecho de mis vecinos y de 80% de los colombianos a recibir la devolución de sus ahorros y disponer de ellos como deseen. Es triste que el debate pensional se haya polarizado de tal manera que se piense que los defensores de la reforma son quienes están del lado de los menos favorecidos.

No estoy aquí para cumplir expectativas ni seguir el libreto que quieren que cumpla. Lo único que me interesa es seguir defendiendo mis ideas con argumentos, así sea contra viento y marea, y ojalá que a la demanda le vaya bien en la Corte Constitucional. Me les salí del libreto, y no pienso bajar mi voz.

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