Trump y los libertarios
martes, 23 de julio de 2024
Jerome Sanabria
Las elecciones de Estados Unidos tienen al mundo político polarizado. Por un lado, la derecha teme que se perpetúe en el poder el progresismo de los demócratas; por el otro, la izquierda rechaza el conservatismo de Trump. Y en medio del debate, se confunde el ADN de Trump con las ideas de la libertad. A mi juicio, está muy lejos de ellas.
Soy libertaria, y como mostraré, hay un abismo, por ejemplo, entre el proyecto económico de Trump y las ideas de libertad. Pero, ¿qué es ser libertario? A grandes rasgos, es aquel que cree en la libertad como valor supremo y fundamental en una sociedad. Así, aboga por una mínima intervención del Estado en la vida y en el bolsillo de la gente. Cree en la propiedad privada como derecho fundamental, en el poder y autonomía del libre mercado para otorgar los mejores bienes y servicios, y entiende que la cooperación es base esencial de la economía. En suma, los libertarios queremos vivir y que nos dejen vivir. Eso sí, sin pasar por encima de otros.
¿Pero, qué propone Trump? Su proyecto económico busca ampliar lo hecho en su primer mandato: un proyecto proteccionista que busca a toda costa (ya veremos por qué eso es anti liberal), defender las industrias nacionales. En su primer mandato, implementó aranceles a los productos Chinos. Y contrario a lo esperado, la industria local no se impulsó y según datos de la Reserva Federal, el desempleo siguió aumentando, y los consumidores terminaron pagando los platos rotos: con aranceles, los precios aumentan. Ahora, propone aplicar dichos aranceles también a la Unión Europea.
Además, si bien propone bajar los impuestos (medida libertaria), no habla de reducir el gasto público ni el tamaño del Estado. Y aquí se enciende otra alarma: mayor déficit. Así lo hizo en su primer mandato, y los resultados fueron desalentadores: recibió al país con un déficit de 3,1% del PIB y lo entregó con uno de 4,5% del PIB. Grave. La reducción de impuestos debe ir ligada con la reducción de gasto. Además, plantea depreciar el dólar y bajar los tipos de interés. El problema es que terminará encareciendo la importación de mercancías, y nuevamente los consumidores serán los grandes perdedores.
Todas estas medidas, contrario a lo que dice querer, producen mayor inflación. Eso sí, la herencia que deja Biden es terrible, pues no solo continuó con las malas medidas económicas de Trump, sino que las agrandó. El déficit en 2023 fue de 6,3% del PIB y el índice de miseria, que mide el desempleo y la inflación, es de 7,4%. Se teme que su sucesor siga el mismo camino.
Rescato una diferencia radical entre el proyecto económico de los demócratas y Trump: el republicano propone desregularizar y quitar trabas al campo energético en el país. Buena medida, pues impulsará la competencia en el sector. Sin embargo, Trump de libertario tiene poco.
Como dice el gran analista Juan Ramón Rallo, “los electores tendrán que elegir entre un proyecto económico malo y otro peor”.