Mucho se habla de la riqueza en biodiversidad que ostenta Colombia. De hecho, una de cada diez especies que se han observado en el planeta también se puede encontrar en nuestro territorio. Esa megadiversidad ubica al país como el primero en el mundo en especies de aves, orquídeas y mariposas, el segundo en plantas, anfibios, peces, reptiles, palmas y murciélagos y el quinto en mamíferos.
De allí que ahora se tenga claro el potencial de la bioeconomía para generar valor agregado mientras se protegen y conservan los ecosistemas. Colombia tiene el principal recurso necesario, la biodiversidad y biomasa, para generar productos de manera innovadora, inteligente y sostenible, como bioinsumos para la agricultura, nuevas variedades de productos agrícolas, fármacos, cosméticos naturales e, incluso, productos de mayor complejidad para la transición energética como el hidrógeno verde y biorrefinerías para la generación de bioenergía a partir de la biomasa.
De acuerdo con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, un modelo de desarrollo bioeconómico podría potenciar la creación de 2,5 millones de nuevos puestos de trabajo y contribuir con 10% del PIB en 2030. Pero generar valor agregado en los territorios, y diversificar la estructura productiva y exportadora del país, protegiendo a su vez la riqueza natural, aún requiere avances importantes.
Primero, debe reconocerse que la bioeconomía es un sector muy incipiente en el país y en el mundo. Adicionalmente, las barreras de este sector son muy altas, pues se requieren inversiones en investigación y desarrollo, capacidad tecnológica y capital humano, además de requerir procesos regulatorios para facilitar la creación de empresas y patentes. Por último, es indispensable el acceso a financiamiento, para hacer viables los proyectos.
La buena noticia es que el sector financiero se ha venido preparando para las biofinanzas. Esto pasa por conocer y entender los ciclos y modelos de negocio de la bioeconomía. Incluso, ya se cuenta con la guía de implementación de proyectos de bioeconomía para el sistema financiero, en donde se detallan las principales características y componentes de los proyectos de bioeconomía, y se muestran las necesidades particulares de financiación que tienen estos negocios en cuanto a montos, tasas, plazos, periodos de gracia y garantías.
Además, se están preparando pilotos con entidades financieras para desarrollar soluciones financieras en bioeconomía, entre los cuales se destacan instrumentos financieros como líneas de crédito verde, redescuento y patentes como garantía para proyectos de bioeconomía de base tecnológica, en donde participarán tanto bancos de desarrollo como bancos comerciales.
Estos proyectos, liderados desde el Protocolo Verde de Asobancaria, constituyen importantes avances en el compromiso del gremio por promover e incentivar la financiación e inversión en negocios verdes por medio de una oferta de valor diferencial, un compromiso que se ratificó con la firma del “Pacto por los Negocios Verdes”, junto al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
¡El país y el sector financiero avanzan hacia la bioeconomía!